Profesional – Invasiones Bárbaras http://www.invasionesbarbaras.com Industrias culturales para el tercer mundo. Thu, 11 Mar 2010 20:29:18 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.4.11 Humanidades aplicadas http://www.invasionesbarbaras.com/2009/07/03/humanidades-aplicadas/ Fri, 03 Jul 2009 05:56:06 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=116 ¿Será que la manera como hemos venido a enseñar las humanidades, es un modelo que se vuelve inválido? No porque por sí mismo no funcione, sino porque cada vez le cuesta más, en su encierro sobre sí mismo, darnos respuestas relevantes e interesantes a nuevos problemas que, en muchos casos, se rehúsa a aceptar como problemas que le competan.

Liz Coleman, en esta charla TED, habla de la necesidad de rediseñar la manera como enseñamos las humanidades para orientarlas a la acción.

“Tienes una mente, y tienes otras personas. Empieza con eso, y cambia el mundo.”

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Y tú, ¿estás listo para la recesión? http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/22/y-tu-%c2%bfestas-listo-para-la-recesion/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/22/y-tu-%c2%bfestas-listo-para-la-recesion/#comments Tue, 22 Jan 2008 05:47:56 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/22/y-tu-%c2%bfestas-listo-para-la-recesion/ Esta noche llegué a mi casa y me vi inundado por todos los canales por la misma noticia: RECESIÓN. Sólo faltaba que alguien desempolvara el viejo comercial de la campaña aprista del 90 y lo pusiera de imagen de fondo. Un analista en televisión llegó tan lejos como para afirmar que “esta podría ser una recesión tan mala como la de 1929”. La ola de pánico llegaba por todos lados, así que sólo podía hacer lo que cualquier persona racional habría hecho en mi lugar: unírmele.

Cuando ya todo está colapsando, mejor por lo menos ser parte de la fiesta del fin del mundo. Aunque claro, uno también puede ponerse a pensar: ¿Y si trato de sacarle la vuelta a la recesión? Pues empecemos por lo primero: no puedes. Pero eso no evitará que ninguno de nosotros lo intente, al menos como quien se mantiene ocupado.

Ahora, claro, todavía no se sabe bien si esta recesión en el mercado estadounidense logrará alcanzarnos y afectar el boom de nuestra economía (que atestiguan por doquier banderolas con alegres logotipos que me indican que el Perú avanza). Según uno que otro analista, el Perú tiene oportunidades de resistir, lo cual sería una primicia histórica, pero uno nunca debe perder la esperanza. En todo caso, eso no quita dos cosas: primero, que no está demás prepararse un poco. Segundo, que no está demás, tampoco, ver de qué manera puede uno incluso sacarle la vuelta a todos estos problemas.

Lo primero me viene a colación porque conforme me hundía en la ola de pánico, tuve oportunidad de leer dos posts interesantes en dos blogs en inglés. El primero, una serie de tips de mi heroína del desarrollo profesional (y las tribulaciones del vóleibol profesional y la vida cotidiana) Penelope Trunk -de quien obviamente exagero- respecto a diferentes maneras en que puede uno protegerse para la recesión venidera en EEUU. El segundo, en una línea similar, el blog Web Worker Daily brinda también maneras para poner tu carrera a prueba de recesiones. Con toda esa onda de pánico en el aire era difícil que no me sumara a la locura (he aquí mi contribución).

Claro que surgen múltiples preguntas, empezando por, ¿por qué es esto relevante aquí? Pues en general, porque nos preocupan las oportunidades y el futuro y la educación y el mundo y como nos recibe cuando no estamos preparados para él. Básicamente porque con todo lo que nos quejamos de nuestras carreras o de nuestra formación, con mayor o menor justicia, un contexto como éste debería obligarnos, autores y lectores, a preguntarnos una serie de cosas. Y es que, cuando la economía se detiene, y la cantidad de oportunidades se reduce, y la competencia se vuelve aún más salvaje, es bastante probable que quien se limitó a seguir el camino establecido, a colorear dentro de la línea y cortar siguiendo las rayas punteadas, quien fue, al final del día, un “buen muchacho”, no se la encuentre tan fácil como habría esperado.

No, no estoy abogando por el surgimiento de los patanes del espacio. De hecho, creo que los “buenos muchachos” son los menos buenos que hay. En otras palabras: si realmente quieres acceder a mejores posibilidades no lo harás coloreando dentro de las líneas. Tienes que jugar con los límites, empujar un poco lo aceptable, desafiar las convenciones. Es cierto que así te arriesgas más a perder, pero también que es la única manera de ganar.

Antes de que esto empiece a sonar como extracto de autoayuda, volvamos a la recesión. El sentido común en un momento de recesión indica que uno tiene, como la hormiguita, que almacenar sus frejoles para la época fría y aguantar hasta que pase el temporal. Uno asume que tiene que protegerse, blindarse, guarecerse y esperar que todo vuelva a estar bien. Definitivamente no creo que esta sabiduría evolutiva esté equivocada; todo lo contrario, me parece que definitivamente es la mejor opción. Sólo quería anotar brevemente lo poco que eso importa: en la práctica, si seguimos la línea de lo anterior, el verdadero desafío no está en sobrevivir, lo cual suena medianamente fácil siguiendo algunos criterios básicos, sino que está en crecer. En conseguir más, en ganarle al tiempo duro. Y no, no por nada del tipo “mi espíritu me lo revela” o “hay una voz interna que me lo dice”, tampoco porque “mi voluntad puede sobreponerse a todo”. Extractos de autoayuda de ese calibre, por favor pueden tomar la última puerta a la derecha. La cuestión es mucho más mundana y visceral, y mucho menos glamorosa. Básicamente, tiene que ver con la disposición de cada uno de ir contra la sabiduría común, de una manera, además, que no sea completamente estúpida (de lo contrario, por favor abstenerse), para conseguir resultados más o menos imprevisibles.

En resumen: no está demás prepararse para una recesión, por si acaso. El que quiera puede salir a mojarse un rato a la lluvia, seguro que está divertida.

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Buscando Trabajo http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/20/buscando-trabajo/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/20/buscando-trabajo/#comments Sun, 20 Jan 2008 19:19:18 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/20/buscando-trabajo/ Hace un par de días mi mamá me regaló un reloj. Como era de esperarse, pensé en eso del picapedrero amarrado a la muñeca e incluso que el regalado fui yo, a mí me ofrecieron para el cumpleaños del reloj (gracias Julio).

No se trató de un inocente regalo u obsequio; a decir, luego de conversar con un amigo, me sugirió que use un reloj para las entrevistas de trabajo como indicador de mi puntualidad. En vano le expliqué que yo era de lo más puntual sin reloj y que para algo estaba el celular -ese insecto sin madre- marcando la hora cada vez que lo saco del bolsillo. Nada, al entrevistador le interesa que yo use un reloj, ese pequeño infierno florido.

El asunto es que mamá me dio un reloj y ahora lo uso como un bracito en la muñeca. La obsesión por él no consta en ver la hora, más bien en ver que esté en el eje central de mi antebrazo. No puedo evitarlo, me gusta la simetría y necesito que mi nuevo accesorio lo demuestre. Para el entrevistador, no obstante, seré un tipo puntual. No habrá manera de que se dé cuenta de mi manía por el orden.

Por cierto, estoy buscando trabajo. Se me ocurre que en un periódico o una revista podríamos funcionar. Un lugar donde no importen mis zapatillas, mi arete. Por si acaso, llevo un reloj.

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Repensando la educación http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/19/repensando-la-educacion/ Sun, 20 Jan 2008 00:19:43 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2008/01/19/repensando-la-educacion/ Entonces, si tenemos algo así como un enfoque (variopinto, por lo demás)… ¿Por dónde lo llevamos? Creo que la situación, o el contexto, amerita reevaluar una serie de factores. Por lo demás, a pesar de todo lo bueno, hay muchísimas cosas de mi formación profesional, la cual hace poco culminó su primera etapa, con las cuales estoy insatisfecho. Particularmente, en que fue bastante poco profesional. Lo que quiero decir (y al afirmarlo creo estar repitiendo un lugar común) es que, al final del camino, me siento bastante poco competente para hacer cualquier cosa. Y sé lo que están pensando: “estudiaste filosofía, claro que no eres competente para hacer nada”. Ja-ja. Pero no es a eso a lo que me refiero. A lo que me refiero es a que todo el proceso se siente inevitablemente como una línea de producción: se aplican más o menos los mismos moldes, se difunden más o menos los mismos patrones, se consiguen más o menos los mismos resultados esperables. Más o menos.

Un argumento común que he escuchado es que claro, no se puede educar a una persona para ser el próximo gran autor, el gran descubridor, el que lo cambie todo. “No formamos filósofos”, me dijeron una vez, “formamos historiadores de la filosofía”. Ese día me deprimí. Porque no estaba yendo a la universidad por 5 años, llevando cursos, estudiando, leyendo, etc., para ser un historiador de la filosofía (sin desmerecer a nadie: simplemente no era lo que YO particularmente quería estar haciendo). Comprendo, claro, que hay cosas que no se pueden formar artificialmente. ¿Pero no se puede al menos intentar? ¿Por qué educamos continuamente para la continuidad, y no buscamos de una manera u otra fomentar la innovación?

La primera respuesta es porque no se puede. Así de simple: en la medida en que avancemos pensando en revolucionarlo todo siempre, pues no avanzamos a ninguna parte, ni conseguimos que ningún modelo se establezca lo suficiente como para extraerle resultados interesantes. La cultura académica se ve por fuerza obligada a ser convervadora: sólo de esa manera puede garantizar cierta validez del conocimiento que sólo de esa manera puede difundir. La paradoja es que si se encierra en ello, no podrá conseguir tampoco ningún resultado demasiado interesante, no podrá dar grandes saltos en ninguna dirección.

Entonces necesitamos soluciones que estén más allá de la cultura académica (para aquellos de nosotros que, pretensiosamente, sí queremos aún dar grandes saltos en alguna dirección, y que tontamente tentamos a la innovación en alguna medida). Espacios complementarios, espacios que nos confronten con problemas que nos obliguen a poner en práctica las diferentes habilidades y los conocimientos que hemos venido adquiriendo. Espacios que nos familiaricen con las situaciones que de una u otra manera enfrentaremos cuando nos desarrollemos profesionalmente. Espacios que nos permitan medir la utilidad o relevancia de diferentes conjuntos de herramientas para diferentes tipo de problemas. Espacios que, en última instancia, nos vuelvan competentes en brindar soluciones para diferentes contextos. Espacios en los que podamos romper cosas sin mayores preocupaciones.

Idealmente, para mí, estos mismos espacios deberían darse dentro de la formación (en universidades, colegios o lo que fuera). Son parte del proceso educativo concebido en sentido amplio, y son la complementación perfecta a la educación formal, tradicional que solemos recibir. Y sin embargo, este tipo de espacios no parecen ser bienvenidos con buenos ojos. ¿Quién soy yo, probablemente preguntan, para arrogarme el derecho a hacer cosas? ¿Qué credenciales tengo, chiquillo malcriado, para osar afirmar que entiendo algo mejor que aquellos que han estudiado toda su vida?

Y claro, no soy nadie y no tengo nada, y hasta allí más o menos llega la discusión usualmente. Pero eso no quita que me aburra un poco, y que me moleste aprender mucho pero sentir que con eso no puede hacerse gran cosa (por lo menos hasta que saque un doctorado y la gente me respete). Es un poco frustrante, la verdad, sobre todo cuando viene acompañado de promesas del más allá: en la maestría habrán respuestas, en el doctorado, más adelante se te prometen las grandes soluciones. Partamos de que no creo que las haya, y hasta ahí vamos mejor. Mientras tanto, no me parece un mal ejercicio pensar en qué formas podrán adoptar estos espacios raros, experimentales, para romper cosas. Y en la medida de lo posible, ver si podemos construir alguno.

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Sobrevivir en el mundo real para dummies IV http://www.invasionesbarbaras.com/2007/10/04/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-iv/ http://www.invasionesbarbaras.com/2007/10/04/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-iv/#comments Fri, 05 Oct 2007 04:44:12 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2007/10/04/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-iv/ Hoy día tuve una revelación particular respecto a lo que significa “mover el mundo”. Descubrí que es mucho más literal de lo que uno suele pensar.

Digamos que, en términos generales, a todos nos gustaría hacer algo realmente impresionante. Cambiar el mundo. Lo cual no es nada fácil, en realidad, y pareciera ser un privilegio reservado a unos pocos afortunados. Hoy tuve la suerte de conocer a uno de estos afortunados. Uno de esos tipos que se la juegan por una idea loca, esas ideas que cambian muchas cosas al mismo tiempo y que hacen mejores las vidas de muchas personas. Tanto así que logran convencer al mundo de que no están tan locos, y más bien que uno está loco si cree que él está loco.

La cuestión fue la siguiente: dos minutos después de conocerlo, me estaba abriendo las puertas de su trabajo, de su proyecto, de su idea loca, invitándome a conocer lo que hacía, a pasearme entre su gente y sus ideas y sus historias, y claro, uno se siente inmediatamente movido a conocer y aceptar la invitación. No tanto en virtud de que uno pudiera saber lo genial de la experiencia, sino en virtud de que a uno le ofrecen algo nuevo, y por lo demás gratuito en todo el sentido del término. Minutos después cuando pensé de nuevo sobre esto, fue que se me reveló el sentido de mover el mundo: mover el mundo es mover personas. Literalmente. Es ponerlos en movimiento. En alguna dirección, cualquiera diferente a la que llevan presentemente. Es simplemente ir por ahí lanzando ideas, ofreciendo oportunidades, no por un cálculo utilitarista, sino como una cuestión de azar. Si ofrezco a los demás la posibilidad de algo nuevo, en algún momento alguien tendrá que aceptarlo. La gran mayoría no lo hará. Pero así es como uno se la juega.

No estoy seguro de haberlo mencionado antes, y si no lo he hecho, ha sido una omisión fundamental. Es ya casi un lugar común (¡qué no lo es!) afirmar que hoy por hoy, no es tan importante lo que uno sabe como a quién conoce. Nuestras redes de contactos son un factor fundamental para el éxito de cualquier proyecto o iniciativa que nos planteemos. Pero esto de armar redes, por lo demás, suena horrible. Suena a recopilar tarjetas de contacto y números en la agenda ante la probabilidad de que en algún momento futuro tenga oportunidad de utilizar a alguien en mi beneficio. Aún si contemplo el ofrecerme a mí mismo a cambio recíprocamente, suena horrible. Además del trabajo, la inversión en tiempo que requiere articular una red de esta naturaleza. Junto con la paradoja que arrastra: los “contactos” que uno cree en tanto tales nunca serán realmente gente a la cual uno pueda acudir cuando realmente lo necesite. Son sólo conocidos ocasionales, nadie que haría algo por uno ni por quien uno haría algo.

Esta cuestión viene al caso en función a esta idea rara y literal de mover al mundo o poner al mundo en movimiento (no en el sentido de programa de ejercicios). Porque la manera como uno realmente mejor puede articular sus redes de contacto es si no se lo propone. No se trata de ir por el mundo buscando gente para coleccionar en una agenda. Se trata, más bien, de encontrar oportunidades en la interacción con la gente. Se trata tanto de mover el mundo, como de dejarse mover de vez en cuando. Suena como algo obvio, pero es el tipo de cosas que solemos ignorar cotidianamente. Solemos estar tan ocupados con grandes o pequeñas ideas, con tareas más o menos importantes, que olvidamos o ponemos en segundo plano la relevancia de sentarnos a conversar con alguien de la idea, de la tarea. O de escuchar las ideas de otra persona. Todos tenemos una historia que contar, pero estamos tan ocupados contándola que olvidamos escuchar la de los demás. Con lo cual no llegamos a mucho.

Quisiera hilar estas dos ideas. Primero, que el valor o el sentido de mover o cambiar el mundo radica en la cuestión absolutamente literal de buscar mover o cambiar a las personas e involucrarlas en algo nuevo. Simplemente proponerlo, lanzarles una idea, y si pican bien, si no también. De cada 100, 1 tendrá quizás ganas de escuchar. Pero por algún lado se comienza con las ideas locas (o por lo menos eso quiere creer Invasiones Bárbaras). Segundo, que el valor de articular redes de contactos, recursos imprescindibles, no está en su potencial de beneficio personal, sino en las oportunidades que surgen del contacto real con la gente al otro lado de la línea. Y hay maneras de vincularse con gente que no toman mayor esfuerzo, sino que más bien hacen que se sienta como una cuestión totalmente natural, como debería ser: invitar a alguien a tomar un café y conversar, vincularse a gente o grupos con los mismos intereses que uno, buscar oportunidades para conocer extraños en una fiesta. Uno mueve y se deja mover. La cosa pasa así a tomar un sentido totalmente diferente.

Por lo demás, odio el hecho de que este tipo de reflexiones terminan sonando a manual de autoayuda. Quizás sólo en el sentido de que lo escribo para mí más que para cualquier otra persona; pero esto no es ningún manual, ninguna fórmula, sólo vanos intentos de que el mundo me tenga un poco más de sentido. Espero que a alguien más le sirvan también, para eso, o para cualquier otra cosa. Si tiene que haber una moraleja hoy día, y espero que no, pero si tuviera que haberla, sería algo más o menos como que uno debe ponerse allí afuera y lanzarle ideas al mundo. Nada más. De nada sirven guardadas en tu cabeza, de cualquier modo. Si tienes algo que decir, dilo y mira qué pasa. Si no tienes nada que decir, haz más preguntas. Si puedes hacer ambas cosas, mejor.

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Sobrevivir en el mundo real para dummies III http://www.invasionesbarbaras.com/2007/10/03/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-iii/ http://www.invasionesbarbaras.com/2007/10/03/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-iii/#comments Thu, 04 Oct 2007 04:20:02 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2007/10/03/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-iii/ ¿Quieres dedicarte a hacer lo que te gusta y no morir en el intento? He aquí un tip interesante.

He pensado en esto desde que estaba en el colegio, casi a medida de consuelo quizás, pero hace un tiempo lo encontré corroborado en el blog de Scott Adams, y él creó a Dilbert, así que debe saber de lo que habla.

La figura es la siguiente: en el excesivamente competitivo mercado en el que nos movemos, aspirar a ganarle a todos los jugadores en el mismo juego es una idea un poco peregrina. Admirable, pero no por eso menos peregrina. Una encuesta reciente en EEUU señaló que 90% de los trabajadores en una organización considera estar entre los 10% mejores. Así que, claramente, autoconfianza y autoconvencimiento no son todo lo que uno necesita para alcanzar la tan ansiada realización y con suerte la felicidad, a pesar de lo que la literatura de autoayuda nos quiera vender.

Entonces, volverse el mejor dentro de cualquier área en particular es sumamente complicado, y difícil de corroborar con la realidad. Más aún, se vuelve crecientemente difícil ofrecer algo nuevo, una ventaja competitiva por la cual uno debería resaltar más que los demás. Entiéndaseme bien con esto, al considerar que esto se aplica casi a cualquier disciplina o profesión, ámbito u organización. Académicos orgullosos, esta precisión va dirigida a ustedes: entre tanta especialización y rigurosidad, pues en el camino es muy fácil perder la capacidad para ser innovador. El mundo académico tiene esa facilidad para arrebatarle a uno la iniciativa y la creatividad conforme se sumerge en la “comunidad de expertos”.

Pero difícilmente a cualquiera de nosotros nos importa solamente una cosa. Definitivamente mi único interés en el mundo no es la filosofía. Tenemos hobbies, intereses, pasiones, gustos, excentricidades, talentos, y demás agregados que complementan lo que podría ser nuestra dedicación principal. Ahora el tan ansiado tip: uno no debe realmente buscar su área de trabajo, su especialización, su nicho. O bueno, más que buscarlo, uno debe crearlo. Y para crearlo, uno puede hacer un trabajo de mezcla y combinación: no buscar ser el mejor en un solo tema, sino apuntar a estar entre los mejores respecto a dos o tres, vincularlos, y crear una perspectiva nueva. De la cual uno es amo y señor. Sobre la cual uno pueda afirmar cosas interesantes, novedosas, que ameriten que a uno le presten atención por más de 15 segundos.

Sobre todo aquellos de nosotros que estamos en el sector “sin fines de lucro” (léase, a los que se nos vaticina la muerte por hambre) solemos preocuparnos mucho por cómo ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta. Ante el pánico, nos aferramos a cualquier cosa que nos ofrezcan en el camino. A lo que voy es justamente que debemos resistirnos a eso, y aspirar a una perspectiva más integral de lo que hacemos, no necesariamente aquella que el canon nos ha querido dictar. Si quieres combinar filosofía con fotografía documental y la historia de los videojuegos, pues ahí tienes tu propio nicho. Si quieres mezclar la sociología con el arte pop y la gastronomía de Gastón Acurio, ahí está tu nicho. Busca lo tuyo, y para hacerlo, prueba diferentes combinaciones de cosas que te atraigan lo suficiente como para hacer algo en torno a ellas por un buen rato de tu vida.

Si consigues ser medianamente competente en esas tres regiones temáticas, y si logras encontrar un hilo conductor entre todas que sea medianamente coherente, tienes al mismo tiempo algo nuevo y personal, una fuente de ideas innovadoras, una ventaja competitiva y algo que te hace más feliz, en más sentidos, al mismo tiempo.

Así que pregúntate, ¿en qué tres cosas destacas como para buscar tu nicho? ¿Con qué tres áreas quieres armar tu híbrido?

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Estudio y Objeto de Estudio http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/27/estudio-y-objeto-de-estudio/ http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/27/estudio-y-objeto-de-estudio/#comments Fri, 28 Sep 2007 01:14:30 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/27/estudio-y-objeto-de-estudio/ jazz.jpg

Eduardo ha construido un texto que se ocupa de la realidad inmediata. En este caso fueron mis ganas de publicar un texto escrito en verano y que nunca vio la luz. Un texto literario. En sí mismo no representa otra cosa más que lo que dice. Y lo real es aquello que se resiste a ser representado. Lo representado es lo que le interesa a mi carrera. No se puede hacer una historia del no arte. Quizás sí, sí se podría. Yo no podría. ¿Qué podría yo? Estudio el arte. No sé para qué. Hasta el momento para que me digan “qué bonito!” o para asesorar culturalmente a gente que hace algo por la vida más concreto que sólo pensar en qué debieran hacer por la vida. Por la vida no sé hacer nada. Por mi vida, sé hacer música. La música es el arte de las notas ordenadas en diferentes alturas por un espacio de tiempo para conmover la sensibilidad auditiva. La música es arte. Para mí, es EL arte, pero sólo es arte. Y no porque sea más o menos que otras artes, pero es el que practico y para el cual, si me permiten decirlo, tengo mucho talento. Aunque se ha intentado definir el arte miles de veces, pragmáticamente podemos sintetizarlo como el conjunto de obras que calificamos de artísticas. El arte como objeto es el que estudiamos primordialmente en mi carrera. El arte como sujeto se lo dejamos a los filósofos, estetas, semiólogos, teóricos. Historia del arte o historia de los artistas. Por ahí dicen que historia de las ideas, pero en realidad es historia de los objetos artísticos. Eso es lo que debe uno aprenderse para así emitir juicios prudentes y sustentados, valiéndose, lógicamente, del contexto histórico en el cual se ha enmarcado cada obra. El arte se estudia. Se estudia el arte. El arte se practica. Se practica el arte. Los que lo practicamos también lo estudiamos. No podría tocar lo que toco sin referentes. Nadie se escapa a los referentes. La cultura misma nos condiciona a valores estéticos. La contracultura también lo hace. Me estoy transformando en mi objeto de estudio. ¿Tendría que abandonar el estudio del objeto? Por ahora, creo que sí. Igual, faltan nueve semanas para graduarme y el próximo año se saca la licenciatura. No es tan fácil de abandonar cuando tienes rollos existenciales y el miedo al vacío es peor que el vacío. Pero allí voy a terminar, en el vacío. ¿En el silencio? No. Aunque la música también es silencio, no pienso callarme. Fin.

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Transformaciones http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/14/transformaciones/ Fri, 14 Sep 2007 05:14:16 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/14/transformaciones/ Es un lugar común, por lo demás apócrifo, señalar que estamos en un momento de cambios profundos. Todas las épocas, todos los periodos, han sido momentos de cambios profundos, así que señalarlo se vuelve casi una trivialidad. Quizás, sólo quizás, este momento sí tenga algo de distintivo: la posibilidad de ser concientes del propio cambio, porque éste se ha vuelto tan vertiginoso. Donde antes el mundo demoraba siglos en desarrollar, lentamente, transformaciones notables, a través de generaciones, hoy el mundo en el cual un hombre muere no es ni remotamente el mismo en el que nació. De allí que podamos darnos cuenta del cambio, y de allí que nos resulte tanto más presente que en otras épocas.

A lo que voy con esta hipótesis viene a hilarse con lo que he venido considerando los últimos días sobre cómo sobrevivir en el mundo real, empezando por el autoconocimiento y siguiendo por la búsqueda de la felicidad, de alguna manera. Ahora, creo que sería pertinente un poco de conocimiento del mundo, a raíz de algunas ideas de las últimas horas. Acabo de publicar hace algunos minutos en mi blog personal un artículo que considera los diferentes cambios en una serie de campos en la actualidad, que están transformando nuestras prácticas desde lo más profundo. Estos cambios están en muchos casos fundamentalmente vinculados con la influencia del desarrollo tecnológico en el último siglo.

¿Qué es éste conocimiento del mundo del cual hablo? Pues en esencia, si queremos sobrevivir en el mundo real -y doy por supuesto que lo queremos- y queremos dedicarnos a realizar aquello que nos gusta para poder, justamente, realizarnos, tenemos que entender bien las reglas de juego para poder participar. Y hoy por hoy, eso significa también entender que muchas de estas reglas de juego están cambiando, por no decir colapsando.

La economía, la producción y los negocios ya no pueden ser lo mismo. Hoy que el principal bien en nuestra sociedad es el conocimiento, este mismo bien puede reproducirse y distribuirse sin mayor costo ni problema, pero esto mismo hace que su valor (de cambio) se trivialice, y sobre todo no pueda controlarse su difusión. Como se ha dicho muchas veces, la información quiere ser libre, y sigue demostrando que lo será.

Las organizaciones vienen teniendo que adaptarse a un ciclo de desarrollo mucho más intenso, donde la innovación es el camino fundamental. Eso quiere decir que estructuras corporativas u organizativas clásicas, que favorecían principalmente la permanencia y la estabilidad, dejan de tener sentido. Hoy está de moda aprender a lidiar con el cambio porque es inevitable, pero son aquellos que logran navegar el cambio quienes consiguen los mejores resultados.

La producción de arte y de objetos culturales está hoy al alcance de todos. Blogs, como éste mismo, permiten a cualquier persona de a pie tener una vez que publicar frente al mundo; los costos de producción hacen medianamente accesible la posibilidad de tener los medios para producir video o audio, y existen hoy los canales de difusión y distribución que ponen al creador al instante frente a un público mundial. Como consecuencia de esto, los modelos de negocios de industrias basadas en la producción y distribución de este tipo de contenidos, dejan de tener sentido, y hoy vemos como grandes organizaciones no atinan más que a manotazos de ahogado por sobrevivir.

De la misma manera, la producción de libros pierde también un poco de sentido. Hoy, en general, hay un giro de la producción en masa hacia la producción altamente focalizada -un nicho sumamente específico puede igualmente tener un público de miles o millones de personas cuando se le considera a nivel global-, que hace viables empresas antes descartadas por su poco potencial de mercado. Para los libros, este fenómeno se junta con la disponibilidad de tecnologías de impresión por demanda a costos tolerables, y la posibilidad de distribuir contenido electrónicamente. La producción masiva de libros deja también de tener sentido, y la distribución se vuelve casi automáticamente en una posibilidad global. Como editor, perfectamente puedo coordinar, desde cualquier lugar del mundo, con imprentas en diferentes lugares, la impresión y distribución por demanda de un libro nuevo para el cual se impriman tantas copias como haya pedidos, pudiendo así invertir nada y gestionar mis operaciones con el capital de las mismas ventas. Enormes aparatos operativos pueden así moverse desde la comodidad de mi hogar, sin mayores complicaciones.

Así sucesivamente, uno tras otro, diversos órdenes de nuestra vida vienen experimentando transformaciones sustanciales. Las reglas de juego que antes eran ya no son más, pero mucho de esto aún se encuentra en su infancia, y las cosas recién empiezan a tomar forma.

¿De qué te sirve este conocimiento del mundo? De lo que quieras. Sea cual sea tu campo de acción, también está viéndose transformado, con o sintigo. La consideración -filosófica, desde mi modesto punto de vista- de la manera como lo esté haciendo, te permite romper o estirar las reglas de juego en función a las nuevas reglas, te permite jugar la incertidumbre a tu favor y encontrar las oportunidades que otros aún no ven, por seguir tratando de luchar con el tiempo presente. Para aquellos de nosotros que hemos tenido una formación alternativa en materias de asuntos humanos -sobre cosas como sobrevivir en el mundo real-, algo de lo que a menudo podemos jactarnos es de un bagaje tal que nos permite enfocarnos en cosas que los demás no ven por no estar entrenados para verlas. Espada del augurio, quiero ver más allá de lo evidente. Y sin pretender predecir el futuro, lo único que sugiero es que leamos detenidamente el presente para ver lo que en él hay contenido, hay en desarrollo, y figurarse más o menos por dónde irá la cuestión.

Dedícate a hacer lo que te guste, lo que te haga feliz. De todas maneras. Pero sea lo que sea que eso sea, dedícate a entender la lógica que rodea a la actividad, mira de dónde viene y a dónde va, y trata de ubicarte de tal manera que cojas la cresta de la ola. Ahora que el mundo es un gran Transformer, y las reglas de juego cambian, tenemos la gran oportunidad de, justamente, crearnos las oportunidades que queramos.

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Sobrevivir en el mundo real para dummies II http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/13/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-ii/ http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/13/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-ii/#comments Thu, 13 Sep 2007 05:39:40 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/2007/09/13/sobrevivir-en-el-mundo-real-para-dummies-ii/ La felicidad me está enseñando que no soy feliz.

Habíamos partido, en una ocasión anterior, de plantear el problema del mundo real, desde el punto de vista de Nosotros los Olvidados. Partimos por esquematizarlo, y quise empezar planteando su enfoque desde la importancia del autoconocimiento para poder, de alguna manera, construirse a uno mismo como proyecto a partir de lo que quiere y puede hacer, y no de lo que se espera que uno haga.

Ahora, ¿por qué habría alguien de privilegiar esto, lo que uno quiere, frente al camino claramente mejor recompensado, lo que se espera de uno o el camino que uno tiene más o menos preestablecido?

La respuesta, creo yo, y muy lejos de saberlo personalmente, está alrededor de los 45 años.

Es por esa edad que las personas suelen experimentar la llamada crisis de la edad media: aquel espontáneo descubrimiento de que uno ya no es tan joven como creía y, muy probablemente, de que muchos de sus mejores años se han ido para no volver, y se han ido en actividades y ocupaciones poco gratificantes o satisfactorias dentro del Gran Esquema de las Cosas. Aparecen aquí historia de hombres escapándose con la secretaria o comprándose una Harley Davidson, o de mujeres teniendo un tórrido romance con un amigo de sus hijos o cuestiones de ese calibre.

Pues bien, parto del supuesto de que esta es una experiencia que desearíamos evitar. O, en todo caso, tenerla voluntaria y deliberadamente, no como resultado de un proceso de acomplejamiento existencial. Y se me ocurre que la mejor manera de evitar esto, es llevar una vida satisfactoria y gratificante, de modo que uno no se vea en la necesidad de escapar o refugiarse de ella. Hasta allí todo se me hace claro y lógico. Sin embargo, la felicidad es un asunto mucho más complicado de lo que parece, tanto como “llevar una vida satisfactoria y gratificante”. En primer lugar, porque lo que se interpone en el camino es, justamente, el mundo real.

¿Qué significa llevar una vida así? Hilando un poco con lo que dije la última vez, significa algo (así de abstracto) como llevar una vida con sentido, es decir, una vida que apunte a algo, y que ese algo le dé sentido y significado a los eventos y acontecimientos particulares de todos los días. Normalmente, la cotidianidad es aburrida y hasta frustrante: la idea es que, a la luz de un proyecto, de un esquema más ampio, incluso las actividades más triviales tengan significado en tanto se vuelven medios-para-un-fin más alto, y este fin más alto no es nada trivial pues es aquello a lo cual estamos dedicando nuestra existencia, aquello con lo cual hemos sellado un pacto de sangre. Especulo, en realidad, que así estructuradas las cosas, uno puede encontrar cotidianamente la motivación para hacer las cosas, al sentir que su vida tiene un propósito de responder a algo que vivirá más allá que uno mismo. Afán de trascendencia, le llaman. La necesidad de pasar a la historia.

En otras palabras: tienes que tener algo tuyo. Algo con lo cual puedas permanecer dedicándole tiempo y esfuerzo de modo que sientas que estás consiguiendo algo, que estás construyendo algo que llega más allá de tu propia vida. Algo en lo cual plasmes una visión abstracta de cómo deben ser las cosas, una visión que de a pocos busques hacer realidad.

Pero, ¿cómo se alcanza esta visión? Regremos ahora a los veintitantos, cuando algunos sufrimos desconsoladamente por figurarnos algún tipo de visión que nos oriente en alguna dirección para no gastar ochenta mil dólares en una Harley. ¿Cómo descubrir que es lo que queremos hacer?

La perspectiva de Daniel Gilbert, psicólogo de la universidad de Harvard, en su libro “Stumbling Upon Happiness” (trad. “tropezarse con la felicidad”), me parece en esto sumamente ilustrativa, y por lo demás bastante apropiada a la estirpe a la cual pertenezco y conozco (filósofos, humanistas, artistas y demás entes de poca-claridad-en-el-mundo). Porque Gilbert parte de identificar parte del problema, que nos aqueja particularmente: nuestra obsesión por delimitar racionalmente, digamos, aquello que queremos como ideal de felicidad, y una vez en posesión de esa idea, salir a buscarla. Nos encerramos en meditar y reflexionar sobre el objeto perfecto de nuestro deseo, por entendernos transparentemente, por conocer con claridad aquello que queremos, como condición indispensable para iniciar cualquier acción que nos lleve en alguna dirección. Y claro, como dice también Gilbert, lo que no nos damos cuenta es que no hay tal idea o ideal de la felicidad, que podamos formularnos a priori, y a partir del cual podamos articular una vida feliz.

La felicidad, en cambio, el sentido de lo que buscamos o simplemente aquello que nos gusta como para seguirlo haciendo, no es algo que se caracterice apriorísticamente, sino que se encuentra en el camino. De algún modo, uno se tropieza con ello. Pero para poder tropezarse con ello, uno debe ir ya en alguna dirección. Uno debe ir probando diversas cosas hasta encontrarse con algo que le brinda satisfacción, hasta tropezarse con algo que lo hace feliz, y al hacerlo no dejarlo, no seguir compulsivamente buscando algo mejor, sino reconociendo y aprovechando la experiencia. En otras palabras, señores filósofos: para encontrar lo que quieren, lo que buscan, deben hacer cosas. El objeto deseado se constituye en su búsqueda, de alguna manera muy lacaniana. Para encontrarlo debemos probar y tentar diversos caminos hasta encontrar aquel en el cual nos sentimos mejor ubicados, donde las cosas hacen click con más facilidad. Y una vez allí, empezar a conocer. Y una vez ubicados, empezar a jugar un poco con lo que hay allí, y empezar a convertirlo en un espacio propio.

En resumen, para llevar una vida feliz, con la cual uno pueda estar satisfecho, debe tener algo propio a lo cual dedicarse, que le dé sentido a lo que hace. Pero para encontrar este sentido, uno no debe obsesionarse por racionalizarlo, sino que debe buscarlo en muchas cosas, en muchas actividades, hasta encontrarlo como por error, tropezándose con él. Sería estúpido decir algo así como que esta es la llave para la felicidad, como sería estúpido pensar que todo esto no tiene sus propios problemas -uno de los primeros es preguntar quién pagará por que busquemos lo que nos hace felices-. El mensaje, por el momento, es otro: es algo tan simple como que debemos intentar ser felices, cuando hoy eso parece haber sido olvidado. Cuando hoy, los individuos se mueven por el mundo casi automáticamente, cumpliendo las mismas tareas de la misma manera que todos los días, aburrido, descontentos, insatisfechos con lo que hacen, y frecuentemente sin siquiera plata para la Harley.

Justamente hoy, que la gente en general vive aburrida y desencantada del mundo, a pesar de estar cada vez más desenganchada, debe uno preguntarse por aquello que lo hace feliz, como para no desperdiciar el tiempo que tenemos sobre el planeta. Y para preguntarse por ello, debe uno buscarlo haciendo muchas preguntas, metiendo la pata muchas veces, y en general rompiendo cosas hasta que se sienta cómodo con romper alguna en particular.

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