Sociedad – Invasiones Bárbaras http://www.invasionesbarbaras.com Industrias culturales para el tercer mundo. Thu, 11 Mar 2010 20:29:18 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.4.11 ¿Qué son las industrias culturales? http://www.invasionesbarbaras.com/2010/03/10/%c2%bfque-son-las-industrias-culturales/ http://www.invasionesbarbaras.com/2010/03/10/%c2%bfque-son-las-industrias-culturales/#comments Wed, 10 Mar 2010 23:49:19 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=146 Cuando hablamos de cultura, hablamos del ámbito de significados comunes y compartidos dentro de los cuales se mueve un grupo social. La cultura nunca es estática ni cerrada: recibe siempre influencias externas y pasa por procesos internos que hace que estos significados cambien continuamente (aunque es cierto que diferentes grupos sociales serán más o menos renuentes a estos procesos de cambio). La construcción de estos significados depende de una enorme gama de factores, como la geografía, la tradición, la relaciones con otros grupos sociales, la economía, etc.

La novedad de las industrias culturales aparece con la Revolución Industrial. Con la aparición de la tecnología industrial, aparece la posibilidad de reproducir en grandes cantidades diferentes tipos de objetos, en un tiempo menor. Si asumimos que todo tipo de objeto tiene cierta carga cultural (por ejemplo, un tenedor refleja ciertas actitudes de un grupo social respecto a cómo se debe comer), la tecnología industrial ofrecía la posibilidad de reproducir y amplificar patrones culturales a través de grupos sociales mucho más amplios. A su vez, la tecnología industrial empezó a aplicarse a productos que más fácilmente llamaríamos “culturales” con la invención, el desarrollo y la adopción de la imprenta por diferentes sociedades: no eran entonces solamente objetos con un cierto significado cultural los que eran reproducidos en masa, sino que las mismas ideas y contenidos culturales podían ser entonces reproducidos también en masa, a gran escala, en diferentes lugares. La producción de la cultura se convirtió entonces en un proceso industrial, que operaba bajo una cierta lógica productiva y distributiva: por su alcance e impacto, la posibilidad de modificar los significados compartidos, y de compartir y circular estas modificaciones, pasaban a ser dominio exclusivo de las industrias culturales.

Esta exclusividad no era formal: nadie prohibía que cualquier persona transforme la cultura. Pero la imprenta introduce la necesidad de contar con una imprenta para que una idea pueda competir con otra. Ya no están todos los miembros del grupo social en el mismo plano de competencia cultural (si es que alguna vez lo estuvieron), sino que ahora son unos ciertos autores y productores los legitimados para establecer esos significados que, sin embargo, son compartidos. Obviamente, estos autores no pueden inventarse estos significados compartidos de la nada: ellos mismo participan de una cultura, recogen ciertos significados y actitudes y las plasman en sus propias creaciones, y el círculo se retroalimenta.

Las industrias culturales son el resultado del encuentro de la tecnología industrial (especialmente en la forma de la imprenta) con la lógica productiva del capitalismo, especialmente a partir del siglo XIX. Ya que son pocos los productores culturales que pueden, por ejemplo, tener acceso a una imprenta, estos deben discriminar qué obras son producidas y cuáles no, de tal manera que por lo menos recuperen sus costos de producción, pero obviamente con la intención de derivar ciertas ganancias del proceso. Por tanto, las industrias culturales favorecen la producción y distribución de aquellos contenidos que generen la mayor cantidad de ventas posibles, como cualquier otro producto. Cuando esto ocurre, la producción de la cultura termina alejándose de la preponderancia de la creatividad y la innovación para someterse, más bien, al criterio del mínimo común denominador en la producción de la cultura: se produce y distribuye aquello que agrada a la mayor cantidad de gente y a la vez desagrada a la menor cantidad de gente, para maximizar las ganancias.

Esto llevó en el siglo XX a autores como Theodor Adorno y Max Horkheimer a denunciar a las industrias culturales como una forma de “engaño de masas”, pues son incapaces de brindar una visión completa de la cultura, ni mucho menos una visión ponderada de ella (es decir, mostrar lo mejor de una cultura), pues simplemente se limitan a reproducir aquellos significados que, por ya haber sido aceptados por una sociedad, justificarán su re-producción. Adorno y Horkheimer, es cierto, tenían una visión elitista de la cultura: consideraban que todo aquello producido por las industrias culturales era automáticamente malo, una forma inferior de cultura, por no ser refinada, educada, de alguna manera juzgada y evaluada. Esta postura es quizás extrema, pero lo interesante del análisis de Adorno y Horkheimer pasa más bien por describir el proceso de re-producción de una misma forma cultural, a gran escala, bajo la forma de la tecnología industrial, así como las dificultades de que visiones del mundo, o significados culturales, que no encajen con esa forma cultural reproducida, reciban atención o sean capaces ellas mismas de contraponerse como una alternativa viable. Desde este punto de vista, las industrias culturales son siempre conservadoras, aunque éste no es el final de la historia.

En los últimos años cada vez más atención es puesta sobre los productos de las industrias culturales desde el ámbito de la “cultura seria” o “académica”, de modo que la distinción entre una cultura popular y una cultura ilustrada se ha venido haciendo cada vez menos importante. Las preguntas que se pueden plantear hoy sobre la cultura popular nos llevan más bien a pensar por qué ciertas culturas construyen ciertos significados de la manera en que lo hacen, y qué nos dice ello sobre sus creencias y actitudes. Las herramientas de la cultura “ilustrada” nos sirven para analizar y encontrar nuevas capas de significado en los productos de la cultura “popular”, a la vez que estos productos sirven como una vía de entrada para ilustrar y difundir estas herramientas de maneras innovadoras. Esto debido a que en los últimos años hemos podido reinterpretar las industrias culturales a medida que ellas, en primer lugar, se han vuelto infinitamente más importantes (por no decir omnipresentes), y en segundo lugar, se han visto obligadas a reconceptuarse a sí mismas, especialmente debido al cambio tecnológico de los últimos 50 años.

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Laghonia, APDAYC y las guerras culturales http://www.invasionesbarbaras.com/2009/08/07/laghonia-apdayc-y-las-guerras-culturales/ http://www.invasionesbarbaras.com/2009/08/07/laghonia-apdayc-y-las-guerras-culturales/#comments Fri, 07 Aug 2009 05:33:21 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=143 En una de las selecciones de la Crónica del rock peruano que estoy compartiendo (aún me falta una), incluí la referencia y el enlace al disco de una banda peruana de rock de los años sesenta, Laghonia. De esta banda, hasta hacer ese post, yo sólo conocía la canción cuyo video incluí, pero esa vez encontré el enlace para descargarme completo su disco Et Cetera, así que lo bajé para conocer un poco más. El grupo me pareció, sencillamente, espectacular, y no tenía mayor idea de su existencia. Buscando un poco por la web encontré esta breve reseña de su existencia, que tiene detalles singulares muy interesantes:

LAGHONIA era el único grupo que usaba el Hammond -B2 en el Perú y Sudamérica tanto en grabaciones como en vivo. El espectáculo musical que producían era impresionante. Miembros de otras bandas como Telegraph Avenue, Traffic Sound o El Polen, iban a escucharlos frecuentemente atraídos por rarísimas canciones como Mary Ann o Speed Fever con experimentos polirrítmicos a lo Dave Brubeck. El grupo siguió componiendo y actuando, yendo de aquí allá en un Olds’ del 55’ manejado a toda velocidad por Saúl, un tipo casi siempre serio pero que gustaba de hacer bromas en los momentos precisos. En un camión de mudanza iba el pesado equipo. Allí Carlos Salom solía viajar encima del Hammond y el Leslie para proteger los 300Kg. que pesaban estos instrumentos, de cualquier rasguño durante el viaje.

El Hammond B2 es definitivamente lo que le da un sonido singular al grupo que lo diferencia de otros sonidos de la época por estas latitudes, y el juego polirrítmico medio psicodélico hace de Laghonia también un experimento musical sumamente vanguardista para su época y lugar. Es impresionante escuchar la calidad del Et Cetera y al mismo tiempo darse cuenta de que se trata de un grupo peruano – en eso se refleja la calidad creativa y técnica de los grupos de la época que empezaban a jugar con el rock para hacer cosas realmente interesantes. Luego, como bien se sabe, la dictadura de Velasco declararía el rock como alienante e imperialista y relegaría lentamente a la escena peruana de rock al olvido y desaparición, hasta que a principios de los ochentas volverían a aparecer canales a través de los cuales se regenere, lentamente, una escena local de rock.

Después de muchos años, y con muchas etapas de por medio, creo que uno podría decir que de nuevo estamos viviendo una de las etapas más interesantes del rock nacional, por una serie de factores. Un detalle no trivial es que las condiciones económicas permiten la aparición de un mayor mercado; tampoco es poca cosa que muchos grupos están reconociendo la particularidad del mercado local y tratando de jugarlo a su favor, no luchando contra la piratería y apoyándose más bien en otros canales (como presentaciones en vivo) para ganarse una audiencia que los siga regularmente.

Pero, ¿qué pasa con todo el legado de las épocas pasadas del rock peruano? A nivel global, siguen sonando grupos como los Rolling Stones, Led Zeppelin, Pink Floyd, The Beatles, y demás piedras fundantes de lo que fue la cultura rock que luego se difundió globalmente, y que llegó hasta aquí. Y muchas escenas locales tienen también un legado histórico al cual recurrir en busca de referentes, de experimentos, de sonidos y texturas locales. Sin embargo, nosotros estamos limitados por cuestiones estructurales básicas: no hay cómo escuchar esta música. Lo que se llegó a grabar en la época se imprimió en discos de vinilo de circulación limitada, que aunque pudieran conseguirse hoy día serían difíciles de reproducir. Pocos de los discos de los sesentas, setentas, ochentas y noventas se han reeditado en ediciones en disco compacto. Mucha de esa música tampoco se puede encontrar en Internet (lo que he corroborado intentando recopilar las selecciones de Crónica). Es decir que, por mucho que uno quiera, si quisiera realmente sumergirse en el rock peruano tendría una serie de limitaciones que harían ese tránsito sumamente difícil.

Claro, hoy día podemos subir canciones a YouTube, a diferentes servicios en línea, o compartir discos vía BitTorrent. Basta con que una persona se dedique a grabar los discos de vinilo en un formato digital para que ese archivo pueda circularse y distribuirse fácilmente, y se reduzca enormemente el riesgo de que ese contenido se pierda. En muchos casos, es uno de los pocos canales a través de los cuales se puede acceder a este contenido, que, en gran parte, es la prefiguración de la escena musical del rock peruano que tenemos hoy día y que muy poca gente ha tenido oportunidad de conocer.

Allí es donde la cosa se complica. Porque ese intercambio es, un poquito, ilegal. Aún cuando no tenga fines comerciales, aún cuando, realmente, no perjudique a los autores originales (incluso, en gran medida, los beneficie), aún cuando signifique una labor de preservación cultural que de otra manera no podría suceder, es ilegal. Cae dentro de este rubro que ha venido ha ser denominado “piratería”, y que en el mundo de los contenidos digitales se ha convertido en un estandarte de defensa del status quo que no consigue, del todo, emparejarse con la realidad. Porque la cultura digital está promoviendo relaciones e intercambios entre las personas que no pueden ser plenamente contemplados por el ordenamiento legal pre-existente. En medio de todo esto aparece la figura de APDAYC, la Asociación Peruana de Artistas y Compositores de la que mucho se ha hablado en los últimos días. No quiero volver a articular todo lo que se ha dicho, sobre todo porque creo que Roberto Bustamante lo resume todo muy bien en esta entrevista:

Todo lo cual me lleva, realmente, al punto central. Las guerras culturales han empezado también en el Perú, el enfrentamiento en el cual la manera como nos estamos acostumbrando a construir la cultura, sobre todo a partir de la aparición de los medios digitales, choca con un aparato político y legal que fue diseñado antes de que estas prácticas existieran. Así como, además, el aparato económico acostumbrado y construido sobre un cierto modelo de negocios empieza a aferrarse de todos los medios posibles para preservar su propia existencia. En este caso, se trata de cosas como el “tarifario web” de la APDAYC, que realmente no tiene mucho sentido, y que quiere decir, también, que (asumiendo que Laghonia sea uno de sus miembros) yo no puedo compartir libremente música de Laghonia, a pesar de que lo hago por lo buena que me parece su música y porque quiero que más personas la escuchen, porque estoy infringiendo sobre el terruño de APDAYC. Más allá, por supuesto, de que de otro modo esta música, probablemente, nunca será escuchada, preservada, ni difundida.

La pregunta que se empieza a dibujar de fondo es la pregunta de la que Lawrence Lessig ha venido hablando durante mucho tiempo: ¿Quién es el dueño de la cultura? Y sobre por qué los grandes distribuidores de contenidos han conseguido los medios para monopolizar la producción y la distribución de todos aquellos referentes culturales a los cuales nosotros, como consumidores, terminamos dándoles significado. Antes era una cuestión simple: los medios existentes delimitaban claramente la separación entre productores y consumidores. Pero ahora que los medios disponibles nos permiten cuestionar y extender los roles que asumimos frente a la cultura, esta delimitación no sólo no es tan simple, sino que en gran medida pierde mucho de su significado.

Para un grupo como Laghonia, y otros grupos que constituyen los pilares de la historia del rock nacional, los antecedentes y referentes obligados, así como también para los nuevos grupos que aparecen hoy día, la relación con la piratería es mucho más compleja de lo que APDAYC quisiera que pensáramos. No se trata de una vulgar copia, sino de una compleja red de mercado y distribución que hace posible que los contenidos lleguen a mercados más amplios. Para muchas personas, yo mismo incluido, la piratería es uno de los pocos canales disponibles para acceder a muchos referentes culturales que, por cuestiones de disponibilidad o economía, simplemente serían inexistentes de otra manera. Decir que no haya piratería equivale a decir que gran parte del mercado quede excluido de la participación en el intercambio y la construcción cultural.

Y claro, hay dos respuestas inmediatas a esto. La primera es que por esto, la piratería no es automáticamente buena, y eso es cierto. Pero eso hace que tampoco sea automáticamente mala, sino mucho más compleja de lo que los distribuidores de contenidos quieren que pensemos. Lo segundo es que la piratería no se da mayormente de productos culturales “de calidad”, dirían algunos, sino de DVDs de Mi abuela es un peligro 7 y del último disco de Britney Spears. Esto va más o menos en la línea de lo dicho por Mario Vargas Llosa en un discurso sobre la cultura hace unos días: la reformulación del argumento de que hay una cultura ilustrada contrapuesta a una cultura popular, que es inferior y menos importante. Desde este punto de vista, la piratería es sólo un mecanismo de difusión de la cultura popular y, como tal, no permite ningún tipo de participación significativa de la construcción cultural.

Esta segunda respuesta me parece más problemática, porque la distinción entre lo ilustrado y lo popular es un poco arbitraria y bastante conveniente, sobre todo viniendo de alguien como Vargas Llosa. Y, sobre todo, niega una realidad palpable que es el hecho de que la cultura popular ejerce una enorme influencia en nuestras vidas y termina estando mucho menos desligada de la “cultura ilustrada” de lo que muchos quisieran pensar. Más aún: cree que esta separación aún puede mantenerse hoy día, que es equivalente a algo así como el presidente de Sony Pictures diciendo que Internet no trae nada bueno y debería restringirse.

Bueno, eso. No puedo subir la discografía completa de Laghonia, técnicamente, o en todo caso, no debería. Pero quiero hacerlo, no por un beneficio propio, sino porque me parece que el Et Cetera, y otras obras similares, merecen llegar más lejos, ser más conocidas, y sí, en última instancia también beneficiar a sus creadores. ¿Pero cómo puede Laghonia vender discos si nadie conoce de su existencia? ¿Cómo puede traer audiencias a conciertos en vivo si quienes lo conocen no pueden compartir la novedad de su descubrimiento? Y más aún, ¿cómo podemos esperar construir una escena musical de importancia, creativa, de gran alcance, si no podemos regresar sobre los antecedentes para que contribuyan a las nuevas producciones y generaciones?

De manera que, muy adecuadamente, así como en el comic Civil War que viene publicando Perú 21 los sábados, han empezado las guerras culturales, y empezaron hace tiempo, sólo que el enfrentamiento ha escalado. Se me ocurrió terminar este post preguntando, así tendenciosamente, “¿de qué lado estás?” Pero ahora me doy cuenta que en realidad no se trata tanto de lados, pues las posiciones son mucho más complejas que lo uno o lo otro.

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Espacios experimentales http://www.invasionesbarbaras.com/2009/07/07/espacios-experimentales/ Wed, 08 Jul 2009 04:00:33 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=118 Me encontré con esta noticia bien interesante de la ciudad de San Francisco que me recordó lo que escribí hace unos días sobre la “peatonalización” de los espacios públicos, que tanta falta le hace a Lima: una nueva experiencia piloto en la implementación de espacios públicos, que experimenta con los espacios de una manera rápida y de bajo costo para probar un concepto de uso de espacio antes de comprometer recursos públicos al diseño e implementación final de la experiencia.

El caso de San Francisco es muy sencillo: pensando convertir un área de tránsito en una plaza pública, el municipio experimentó primero con una versión a bajo costo del espacio, utilizando simplemente algunas bancas y pintura para diferenciar el espacio. El experimento dura unos cuantos días mientras se observan los resultados y se evalúa el impacto de transformar el espacio, para poder, antes de realmente tomar la decisión, ver si elaborar un proyecto vale la pena. Esto ayuda, además, a que los funcionarios públicos que tomen la decisión puedan ver un ejemplo piloto de lo que aprueban y de sus efectos antes de seguir adelante.

Hace poco, me comentaron también de otra iniciativa en varias ciudades de EEUU que utilizaban parquímetros para crear “espacios públicos” convirtiendo sitios de estacionamiento en parques: grupos de gente que pondrían monedas en los parquímetros, y luego armarían un pequeño parque en su espacio, con una banca, unas plantas, y se sentarían allí a pasar el día. A menudo varios espacios contiguos harían lo mismo, convirtiendo toda la calle en un parque improvisado que duraba un día.

Investigando un poco más, me encuentro con esta lista de 99 acciones que se pueden tomar en una ciudad. Sí, se empieza a armar un patrón: maneras sencillas, accesibles, experimentales, de recuperar los espacios que hemos perdido (o inaugurarlos si nunca han existido). Con ideas como éstas podemos ir de a pocos recuperando aquellos espacios que hacen falta en Lima para reintegrar a la gente con su ciudad.

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Caminar http://www.invasionesbarbaras.com/2009/06/30/caminar/ http://www.invasionesbarbaras.com/2009/06/30/caminar/#comments Wed, 01 Jul 2009 01:02:47 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=111 Me encanta caminar, a pesar de que Lima es una ciudad muy poco caminable. Tenemos una muy mala relación con el espacio, y peor aún, con el peatón.

Leyendo el blog de Juan Freire después de tiempo me encuentro con un proyecto para peatonalizar un espacio vinculado con una campaña en medios sociales, como Facebook. Construir un espacio habilitado para peatones sería un gran triunfo para una ciudad como Lima, que por múltiples razones se sigue construyendo como una ciudad para autos, y no consigo entender por qué. Sobre todo la desregulación de la importación de autos usados durante los años noventa ha significado que el automóvil se convierta en el principal medio de transporte dentro de la ciudad, generando un problema del huevo y la gallina: hay más autos porque no hay transporte público eficiente, y no hay transporte público eficiente porque la gente se mueve en autos.

Claro, hay un enorme sector mal atendido que utiliza el transporte público todos los días. El mismo sector que hoy día ha sufrido enormemente por un paro de transportistas. Pero todos nuestros trazados, nuestras obras públicas, nuestros proyectos de transporte van en la misma dirección: ampliar la capacidad para que el hipercomplicado problema del tráfico en Lima pueda aliviarse de alguna manera.

El proyecto de peatonalización resalta la importante idea del diseño, y lo que el diseño puede hacer por un espacio. Y en Lima, no faltan espacio que puedan integrarse de una manera peatonal mucho más cohesionada – no que tengan que volverse exclusivamente vías peatonales, pero sí calles y avenidas por las que se pueda caminar de una manera mucho más disfrutable. Los beneficios terminan siendo múltiples: en términos de salud y calidad de vida, por ejemplo, de ornato, pero también en términos comerciales y económicos.

¿Por qué es esta idea importante? Porque la peatonalización le da vida humana a una ciudad. Recupera la idea de que la ciudad, en gran medida, nos pertenece y que hacemos de ella un espacio para algo más que la supervivencia. Cuando uno quiere simplemente pasear, las opciones que le quedan suelen limitarse a espacios mediados por el consumo. Si quiero sentarme con amigos a conversar, ocurre lo mismo: no existen espacios, en el sentido literal del asunto, en los cuales podamos existir cómodamente sin que exista algún tipo de mediación del consumo – tener que comprar algo o sentirnos mal por ocupar una mesa. El problema es que esta lógica fácilmente se traduce a otros espacios: el ámbito político, por ejemplo, se convierte en un espacio ajeno, al cual hay que pagar para entrar. El espacio urbano se convierte en un espacio por el que nadie se preocupa, cuyos problemas se resuelven tirando más concreto encima para facilitar el desplazamiento de masas sin nombre a lugares sin nombre.

Caminar por una ciudad es darse cuenta de su lenguaje, de sus problemas, de las diferentes cosas que hay en ella y que a menudo nos sorprenden. En Lima, en gran medida no tenemos ese privilegio, cuando debería ser algo tan fácil de conseguir. Ampliando algunas veredas, mejorando la iluminación de algunas zonas, conectando las pocas áreas verdes y parques que tenemos, se podrían conseguir fácilmente circuitos por los cuales la gente pueda caminar, correr o montar bicicleta. Si empieza a circular mayor tráfico peatonal por zonas comerciales, eso de por sí es un incentivo para que aparezcan restaurantes, bares, cafés, tiendas, y demás espacios donde la gente puede parar en el camino. Lo que se consigue efectivamente es, también, revitalizar una zona. Y lo más importante, es que se revaloriza el espacio de la ciudad para que los ciudadanos empiecen a verse más reflejados en ella no simplemente como el lugar en el que se ven obligados a sobrevivir, sino como un espacio con el cual se encuentran personalmente involucrados.

¿Cómo podrían los peatones recuperar las calles y hacerlas caminables?

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Tres proyectos http://www.invasionesbarbaras.com/2009/05/17/tres-proyectos/ http://www.invasionesbarbaras.com/2009/05/17/tres-proyectos/#comments Sun, 17 May 2009 06:09:51 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=100 Repasando, tres proyectos que me gustaría canalizar/promover/empujar desde este modesto espacio y a partir de nuestra modesta temática.

  • Creadores, críticos, curadores, consumidores. Éste es un proyecto que busca abrir la discusión sobre cómo estos roles se están reconfigurando en el universo local del arte y la cultura. El objetivo final es ampliar los límites del circuito, incluir nuevos consumidores y nuevos productores en la dinámica de los mercados de arte y cultura en Lima.
  • Nuevas tecnologías para nuevos educadores. Idea un poco más suelta todavía. Básicamente – empezar a reunir y diseñar prácticas recomendadas, materiales, recursos, que permitan a profesores a diferentes niveles en el Perú integrar nuevas tecnologías, medios sociales, y elementos y contenidos, digamos, “alternativos”, en su trabajo cotidiano. Últimamente he tenido una experiencia interesante en este sentido que me ha dado muchas ideas.
  • Y una nueva idea que se me quedó hoy de una conversación con Rafael. Retomar el espacio público en Lima, retomarlo culturalmente. ¿Cómo? No sé, pero sería un bonito proyecto también.

Son las cosas que se me ocurren y recuerdo ahorita. Sería interesante, me gustaría mucho, empezar a utilizar este espacio como el medio para circular información y empezar a movilizar esfuerzos en torno a estos proyectos. Sugerencias y aportes bienvenidos. Y hay más – qué hacer con la música en el Perú, con el cine, pero no se puede hacer todo a la vez. No sé si meterle todo en una misma bolsa y volverlo otro proyecto, desagregarlo, volverme un poco loco, no sé. Baby steps.

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Amauta 2.0 http://www.invasionesbarbaras.com/2009/03/18/amauta-20/ Wed, 18 Mar 2009 20:41:13 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=89 Hace unos días conversaba con Daniel Luna, otro filósofo conflictuado, entre otras cosas sobre la filosofía peruana (el blog de Pensamiento Peruano de Daniel es un proyecto lamentablemente inactivo), Mariátegui y la manera como autores y obras un poco se han perdido por el tiempo y no han sido realmente reapropiados y asimilados por nuevas generaciones. O peor aún, que allí donde lo han sido, ha sido de un modo frecuentemente poco crítico y hasta doctrinario, que es quizás el último modo como Mariátegui et al. habrían querido ser apropiados. Comparto el interés por las obras de pensadores peruanos que tiene Daniel, aunque lamentablemente no comparta su dedicación a leer todo lo que cae en sus manos con una constancia que linda con la religiosidad. Pero al menos fuimos capaces de armar alguna idea que permitiera un poco afrontar este problema: de un lado, recuperar la obra de pensadores peruanos, particularmente de Mariátegui, y contribuir no sólo a su preservación sino también a su difusión. De otro, hacer esto de un modo creativo, y un modo que permitiera a su vez reapropiar los textos de un modo crítico y que abra la puerta para nuevas interpretaciones y formulaciones.

No había, creo, otra manera de hacer esto que no fuera performativamente. La manera de promover la apropiación crítica, transformadora de la obra de Mariátegui, tenía que ser ella misma una apropiación crítica y transformadora. Así que a partir de eso, Daniel ha empezado con Amauta, el blog de José Carlos Mariátegui. La idea es bastante simple, y está inspirada por otro proyecto similar, el blog de los diarios de George Orwell. Amauta publica regularmente breves pasajes de diferentes textos de Mariátegui, fragmentos de artículos, y la idea es presentarlos como si fueran sus propias reflexiones volcadas a un blog.

El asunto, sin embargo, va más allá de la transcripción mecánica. La idea también es de esta manera realizar una doble actualización de la obra de JCM. Por un lado, enfrentándola con un medio virtual y con su propia gramática, con una lógica diferente de publicación, de formato, de comentarios, de comunidad y de discusión. Por otro lado, tratando de sacarle el jugo al máximo a esta lógica propia del medio virtual: poner su obra en este formato nos da la oportunidad de ampliar su contenido en la medida en que el texto virtual no es estático ni lineal. Daniel ha empezado a hacer esto convirtiendo los nombres de autores que refiere Mariátegui en enlaces a sus entradas en Wikipedia – de la misma manera, diferentes conceptos, referencias históricas, personajes, menciones y demás pueden enlazarse y asociarse a artículos, ampliaciones, discusiones, noticias, videos, conferencias, y demás elementos que permitan ampliar el universo de significado de estos textos, y reintroducirlos además en la problemática contemporánea. Enlazando al contenido actual, literalmente, las propias palabras de Mariátegui, se deja asentada la idea de que estos textos y estas ideas tienen aún mucho que iluminar del presente. Y deberían ser, espero, motivo para que se discuta qué pueden aportar y qué no.

Sin lugar a duda, lo último que esto quiere decir es que JCM sea el alfa y el omega, el principio y el fin de la discusión. Simplemente, creo, busca ser un punto de partida. No dudo que aún hoy sea posible, incluso sumamente necesario, que se escriba una obra del alcance y la envergadura de los 7 ensayos. Pero al mismo tiempo que creo eso, creo que hoy, y más todavía mañana, los nuevos 7 ensayos podrán venir en la forma de un blog, de un wiki, de un canal en YouTube, y que aún no estamos del todo preparados para lidiar con esto. Pero este experimento de aproximar a Mariátegui a la “realidad virtual”, y de este modo actualizarlo, y permitir su apropiación por parte de una nueva generación de interesados, quizás nos eche luces y brinde pistas sobre por dónde podría ir un esfuerzo de esta naturaleza.

P.S.: Un valor del proyecto del que acabo de caer en cuenta. Así como los enlaces abren nuevas conexiones que trazar entre JCM y el presente, el hecho de que un visitante causal pueda caer en el blog de JCM porque buscó en Google algún término vinculado a la actualidad nacional, abre el potencial para que de esta manera más personas descubran, aunque sea casualmente, la existencia y relevancia de este vínculo.

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Hacer música en el Perú http://www.invasionesbarbaras.com/2009/03/04/hacer-musica-en-el-peru/ http://www.invasionesbarbaras.com/2009/03/04/hacer-musica-en-el-peru/#comments Wed, 04 Mar 2009 06:42:40 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=80 Hoy me pregunto lo siguiente: ¿Qué significa hacer música en el Perú? Lo siguiente son idea sueltas y algunas preguntas.

Primero que nada, hacer música en el Perú es algo que está marcado por el tema de la piratería. Realísticamente hablando, un grupo de música no puede pretender vivir en el Perú de la venta de discos. Algo que, además, se vuelve cada vez más cierto en todo el mundo. Pero se venden discos, se venden muchos, y circula muchísima música – sólo que no lo hace a través de los canales formalmente establecidos para ello.

Luego está el problema de la promoción. Lo normal es aprovecharse de las radios y la televisión, pero son circuitos demasiado cerrados a los cuales acceder es muy complicado. No hay, en realidad, una amplia promoción de la producción local, más que dentro de ciertos géneros y siempre bajo el auspicio de unas cuantas empresas disqueras. La gran promesa se vuelve aquí también la web, con grupos peruanos cada vez más estableciendo presencia en redes sociales como MySpace o Facebook, y a través de estos espacios difundiendo tanto su música como información sobre sus próximas presentaciones. Hace poco descubrí al grupo Radio Huayco por medio de su página en MySpace, y entre mis amigos de Facebook tengo a Colectivo Circo Band. Incluso Last.fm sirve también como un vehículo para promocionar tanto bandas locales como eventos y conciertos en el calendario del sitio.

El problema es un poco, creo, de agregación. Cómo se agrega toda esta información, si es que se agrega de esta manera. Obviamente la solución ya no es tan simple ni tan 1996 como hacer un “directorio” de dónde está qué cosa – esto sería rápidamente desfasado y desactualizado. La pregunta va más por el lado de, ¿está todo esto ayudando a articular una comunidad en torno a la producción de música en el Perú, al menos en Lima? ¿Se está integrando esto de alguna manera con los circuitos informales de venta y distribución de discos? Además de eso, ¿cómo están funcionando las experiencias de promoción y distribución de música y eventos vía web? Yo me entero de muchas más cosas ahora. ¿Cómo están manejando las bandas y los músicos este tipo de actividades? ¿La manejan ellos mismos? ¿Hay espacio para individuos/grupos especializados para que manejen este tipo de interacciones?

Se me ocurre que hay muchísimo potencial para este tema. En primer lugar, porque existen muy buenos músicos en el Perú, muy buena música, y muchísimas influencias que recoger y con las cuales jugar y realizar nuevos experimentos. Uno de los más interesantes es el de La Gran Reunión (del que me enteré por el blog de Heduardo), una nueva compilación de música criolla de Lima de la se habla como “el Buena Vista Social Club peruano”.

Así como esto, hay muy buenas cosas que no encuentran la difusión que deberían, también en gran medida porque los consumidores musicales no sabemos bien cómo llegar a estas cosas. Quizás el primer punto de partida sería aliviar un tema de información – de los grupos, de los músicos, de dónde conseguir la música, dónde descubrirla, cómo catalogarla, cómo se relaciona entre sí, dónde se dan las presentaciones, etc. Esto mismo es también parte de un proceso de aculturación, de un aprendizaje sobre cómo vincularse con el arte y la cultura.

Éste es un compendio de preguntas, en realidad, y quiero saber más. Si alguien sabe de otros grupos que estén jugando con promoción en la web (de hecho los hay), si alguien que esté jugando con esto quiere compartir los resultados, si quieren promocionar más grupos, empecemos. Podemos ir coleccionando información, o por lo menos mapeándola, y luego ver qué podemos hacer con eso. Este tema da para mucho más, desde la producción, la distribución, la promoción, la comercialización, la presentación, etc., y toda una serie de temas que me gustaría ir explorando en torno a hacer música en el Perú.

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Estimulación temprana: videojuegos, educación y la corteza prefrontal http://www.invasionesbarbaras.com/2008/12/14/estimulacion-temprana-videojuegos-educacion-y-la-corteza-prefrontal/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/12/14/estimulacion-temprana-videojuegos-educacion-y-la-corteza-prefrontal/#comments Sun, 14 Dec 2008 07:20:55 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=76 Interrumpimos el tortuoso cronograma de actividades de estos días para dejar un par de reflexiones, o una sola en realidad, siguiendo la línea de pensar y discutir sobre el estudio, la promoción y el desarrollo de los videojuegos en el Perú. No encuentro ahora la fuente, pero recuerdo haber aprendido esto en un curso de Realidad Social Peruana: un niño que no recibe una adecuada nutrición en sus primeros cinco años de vida, no consigue desarrollar su capacidad cerebral de manera óptima como para poder llevar una vida intelectual plena años después. Situación que resulta especialmente trágica en un país con índices de pobreza y malnutrición como los tenemos nosotros.

Una investigación reciente de la Universidad de Berkeley ha llegado tan lejos como para mostrar que niños que crecen en condiciones de pobreza exhiben daños en la corteza prefrontal del cerebro que llegan, en algunos casos, a parecerse al daño sufrido por pacientes víctimas de derrames cerebrales. Esto termina siendo el resultado de dos factores: por un lado tenemos el problema nutricional, por otro lado, el problema de que niños creciendo en condiciones de pobreza se ven sometidos a un número significativamente menor de estímulos como para desarrollar su actividad mental. Al punto que “estudios previos han mostrado que niños de familias pobres escuchan 30 millones de palabras menos para cuando llegan a los cuatro años que niños de familias de clase media”. Dicho sea de paso, la corteza prefrontal es el área del cerebro donde se considera se manejan las funciones principales de toma de decisiones y resolución de problemas. Saquen su línea.

El mismo estudio, sin embargo, apunta a la posibilidad de que la actividad cerebral en estos niños pueda ser reactivada o estimulada a través del uso de juegos. Los experimentos realizados se basan en juegos sumamente simples pero que dejan abierta esta posibilidad, y si me siguen hasta aquí saben en qué dirección estoy yendo: en un país como el nuestro, donde los niños se enfrentan a estas condiciones y consecuencias, tenemos que buscar la manera en la que, a gran escala, podamos generar la posibilidad de estimular todas estas mentes jóvenes para permitirles un pleno desarrollo de sus capacidades.

Por supuesto que la lógica de los videojuegos es considerablemente más compleja que el “simple” hecho de reactivar la corteza prefrontal (al poner al jugador en la necesidad constante de tomar decisiones rápidas frente a estímulos cambiantes). Hay mucho más de por medio que es pertinente e interesante analizar y discutir. Pero sí debería marcarnos una pauta clara de por qué este tipo de reflexiones son particularmente interesantes, y particularmente relevantes. Esto porque, además, debemos tener algo en consideración: a medida que los juegos de video, como industria y como medio, adquieren una centralidad cada vez más marcada en nuestra cultura, la competencia en el uso de estos recursos (tanto a nivel de jugadores como de desarrolladores) será un indicador para considerar nuestra competitividad frente a otras naciones o economías. A medida que un mayor número de interacciones se den en estos medios, y que mayor cantidad del bagaje cultural se transmita en estos formatos, la pregunta por cuál es el tramo extra que debemos recorrer para estar actualizados se volverá relevante. Y resulta, hoy especialmente, una pregunta a la cual podemos adelantarnos a ensayar una respuesta.

Pero no resultará posible que demos un paso en esta dirección si no nos esforzamos ahora por ampliar nuestro concepto de los videojuegos y de la importancia pedagógica de la función lúdica, del acto de transgredir y transformar que se da en el espacio legitimado de juego. Hay mucho de educación, cultura, psicología, economía, que tenemos que poner sobre el tapete para pensar con mayor claridad sobre estas cosas, y hacerlo, además, de una manera ingenua. Soy de la idea (reconocidamente ingenua) que estamos en este momento en una coyuntura que nos permite adelantarnos -como comunidad, como país- a mucho de lo que se está haciendo a nuestro alrededor. Podemos saltar a la oportunidad de estar realmente adelante en este tema que cobrará una mayor importancia dentro de unos 15 a 20 años, para cuando nosotros ya podríamos tener una base instalada, una comunidad de estudios, una base de conocimiento y desarrollo sobre la cual construir una nueva industria. Son inversiones a largo plazo que, si esta retahíla de ingenuidades tiene algún sentido, podría incluso servirnos para reactivar millones de cortezas cerebrales que están esperando la oportunidad.

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Engaño de masas http://www.invasionesbarbaras.com/2008/11/17/engano-de-masas/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/11/17/engano-de-masas/#comments Tue, 18 Nov 2008 01:21:36 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=71 He aquí una dicotomía perturbadora.

Por donde quiera que miren en los últimos días, en la “blogósfera” peruana no deja de aparecer de una u otra manera el tema de la salida de Augusto Alvarez Rodrich como director del diario Perú21. Abunda, por un lado, la información y las interpretaciones respecto a qué motivó que lo “renunciaran”, con diveras hipótesis y análisis que apuntan hacia los petroaudios, hacia denuncia en el norte, y perturbadoramente hacia Collique. Por otro lado, aparecen las múltiples muestras de apoyo, los boicots a Perú21, las campañas de solidaridad.

La parte que no entiendo es la siguiente: yo he seguido todo este tema a lo largo del fin de semana, conforme iban saliendo más y más informaciones, interpretaciones y muestras de apoyo. ¿Cómo es posible que mis papás, que no siguen el mundo de los blogs con la misma adicción, no se enteraran hasta esta mañana, y de casualidad? ¿Cómo es que esto no es un tema que se discuta? ¿Por qué los medios masivos/tradicionales están evitando, salvo algunas excepciones, este tema como si fuera la plaga? Recién hoy día se escucharon algunas reacciones de pasada –del propio AAR en RPP, de Rosa María Palacios en Radio Capital-. Pero más allá de eso, nada. Los periódicos más importantes no dicen nada, en la tele no se habla. No entiendo.

Todo el asunto se pierde, se diluye en la avalancha de comentarios e información sobre la cumbre de líderes del Foro APEC que empieza este jueves.

Es decir, el gobierno se ha conseguido un reflejo especular mediático, una prensa a su imagen y semejanza. Y esto me evoca la idea espantosa del engaño de masas –el “aquí no pasa nada” al que apunta preocupado Heduardo-. ¿Cómo es posible que los blogs reporten algo que ni siquiera figura en los medios masivos? Porque debemos recordar, además, que los blogs no son en el Perú, aún, medios masivos: no existen para la gran mayoría del público (ni siquiera para la gran mayoría del público con acceso al medio). Este problema termina por agotarse en una cámara de resonancia, y los que manejan el aparato masivo de comunicación lo saben. La pregunta perversa es hasta qué punto lo saben: es decir, si este silencio es deliberado, una jugada calculada, hasta concertada, por los principales grupos mediáticos, en probable concertación con el gobierno, para no alborotar el gallinero en medio de la semana en que debemos “dar nuestra mejor cara”, quedar todos como chicos buenos. Es una interpretación que, tristemente, hoy cobra terrible verosimilitud.

O si, peor aún, esto NO es un esfuerzo concertado. Porque si no lo es, si esto NO es el esfuerzo perverso y calculado de los ejes del poder detrás del poder en nuestra sociedad, asistimos a la constatación mucho más grave de que nadie está siendo coaccionado, de que no hay malos, de que así son las cosas. Si todo el aparato mediático está siendo manipulado, entonces podemos aferrarnos a la idea de que podemos romper con ese velo que busca perpetuar el engaño de masas porque le conviene. Pero si no hay estos titiriteros, ¿entonces qué? Eso querría decir que el engaño de masas está tan interiorizado, que nuestra sociedad se ha asimilado tanto a esta concepción horrible del futuro donde sólo la inversión privada salvará al Perú y pensar en democracia y derechos son detalles accesorios, que esta amenaza a la libertad de prensa no sólo no es sorprendente, sino que ni siquiera es considerada problemática. Porque entonces, ¿qué hacemos?

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Aprendiendo a jugar en serio http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/31/aprendiendo-a-jugar-en-serio/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/31/aprendiendo-a-jugar-en-serio/#comments Fri, 31 Oct 2008 05:56:46 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=70 En mi otro blog, Castor Ex Machina, terminé publicando un post sobre la relevancia del estudio de los videojuegos que muy bien habría podido cuadrar aquí, sobre todo por las preguntas que quedan abiertas al final. Me autocito pedantemente in extenso:

En ese universo, como con muchas otras cosas, habrá que preguntarnos también: ¿Cómo competirá, o mejor, participará el Perú de este nuevo espacio de producción cultural? Latinoamérica en general, incluso, refleja en este respecto carencias muy similares a las que tiene en muchos otros ámbitos productivos, con una desventaja fundamental: mientras todo esto ocurre, en general nosotros seguimos tratando de ponernos al día con la lógica de la industrialización. Los videojuegos en el Perú, como mercado interno, casi no existen, así como tampoco existen circuitos fuertes de producción y comercialización de software. Así como en muchos otros rubros, entonces, tenemos que enfrentar el problemático escenario de que, por un buen tiempo, sigamos siendo consumidores de estos productos culturales, y qué medidas podrías tomar para incrementar nuestro nivel de participación.

Fácil aquí puedo elaborar un poco el seguimiento al asunto. Me ha hecho recordar un viejo post que tuve en un blog anterior sobre videojuegos hechos en el Perú, o más precisamente, sobre modificaciones a videojuegos hechas en el Perú. La hipótesis allí era que, de manera similar como se había originado Counter-Strike, existía un potencial importante de desarrollo en generar diferentes juegos con contenidos locales utilizando engines de juego.

Desde entonces a ahora, quizás el potencial existente es más grande aún – sobre todo con el auge de los increíblemente populares juegos en Internet, como los juegos en Flash. O, por ejemplo, con el potencial cada vez más grande que están cobrando los juegos diseñados para plataformas móviles como teléfonos celulares. Estos son juegos, además, que también están cobrando significados particulares para temas “serios”: por ejemplo, el año pasado la iniciativa Changemakers de Ashoka lanzó una competencia de innovaciones sociales en el uso de videojuegos para promover la mejora en los servicios de salud. Una de las iniciativas ganadoras utilizaba un juego de video diseñado para teléfonos celulares, para sensibilizar a los jóvenes en la India de los riesgos y precauciones a tener con el VIH/SIDA. (En aras de la transparencia debo mencionar que yo trabajo en Ashoka, aunque no directamente con Changemakers.)

A medida que las plataformas se diversifican, se difunden y se vuelven más accesibles, también se vuelve más accesible la posibilidad de desarrollas contenidos para ellas, incluyendo juegos. Pero, al mismo tiempo, a medida que la industria de videojuegos se profesionaliza y surgen grandes corporaciones del sector como Electronic Arts, por ejemplo, los costos de producción de videojuegos que realmente logren impactar el mercado a gran escala ascienden exponencialmente. Hoy ya no es extraño que la producción de un juego nuevo cueste millones de dólares, entre el desarrollo, la distribución y la promoción. ¿Es posible que pequeños juegos en plataformas múltiples – lo que estoy asumiendo se encuentra, de entrada, al alcance de nuestros productores locales – compitan con estos grande monolitos? ¿Es posible articular circuitos de distribución y promoción alternativos para compensar en alguna medida este desequilibrio?

Otra barrera que los desarrolladores locales de videojuegos tendrían que superar es la sostenibilidad comercial – sobre todo en un mercado como el nuestro dominado por la piratería. He tratado de señalar antes como la piratería es una dimensión sumamente compleja, sobre todo más compleja de lo que los comerciales en los cines nos quieren hacer creer. Bajo esa óptica, creo que pretender crear un mercado que consiga luchar contra o incluso derrotar la piratería es algo un poco iluso. Hay que entenderla, más bien, como uno de estos circuitos alternativos de los cuales puede obtenerse un mutuo beneficio. Pero eso plantea, entonces, la problemática de idear nuevas alternativas sobre cómo podría un desarrollador local realmente generar ingresos sostenibles a partir de una iniciativa de este tipo – los incentivos que nos hacen ir más allá de la sola buena voluntad, y abren la posibilidad de que se genera una industria cultural sostenible en el largo plazo.

Algo a primera impresión tan lejano como un circuito y un mercado local/nacional de videojuegos es el tipo de retos que deberíamos también estar tomando en consideración si queremos apuntar al desarrollo del país y de la región en un plazo más grande, como quien no se queda atrás en términos de producción y adaptación cultural – no se trata sólo de imitar, cono en los demás casos, sino, más bien, de apropiar. Por lo pronto, tenemos un bonito conjunto de problemas y posibilidades.

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