Política – Invasiones Bárbaras http://www.invasionesbarbaras.com Industrias culturales para el tercer mundo. Thu, 11 Mar 2010 20:29:18 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.4.11 Laghonia, APDAYC y las guerras culturales http://www.invasionesbarbaras.com/2009/08/07/laghonia-apdayc-y-las-guerras-culturales/ http://www.invasionesbarbaras.com/2009/08/07/laghonia-apdayc-y-las-guerras-culturales/#comments Fri, 07 Aug 2009 05:33:21 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=143 En una de las selecciones de la Crónica del rock peruano que estoy compartiendo (aún me falta una), incluí la referencia y el enlace al disco de una banda peruana de rock de los años sesenta, Laghonia. De esta banda, hasta hacer ese post, yo sólo conocía la canción cuyo video incluí, pero esa vez encontré el enlace para descargarme completo su disco Et Cetera, así que lo bajé para conocer un poco más. El grupo me pareció, sencillamente, espectacular, y no tenía mayor idea de su existencia. Buscando un poco por la web encontré esta breve reseña de su existencia, que tiene detalles singulares muy interesantes:

LAGHONIA era el único grupo que usaba el Hammond -B2 en el Perú y Sudamérica tanto en grabaciones como en vivo. El espectáculo musical que producían era impresionante. Miembros de otras bandas como Telegraph Avenue, Traffic Sound o El Polen, iban a escucharlos frecuentemente atraídos por rarísimas canciones como Mary Ann o Speed Fever con experimentos polirrítmicos a lo Dave Brubeck. El grupo siguió componiendo y actuando, yendo de aquí allá en un Olds’ del 55’ manejado a toda velocidad por Saúl, un tipo casi siempre serio pero que gustaba de hacer bromas en los momentos precisos. En un camión de mudanza iba el pesado equipo. Allí Carlos Salom solía viajar encima del Hammond y el Leslie para proteger los 300Kg. que pesaban estos instrumentos, de cualquier rasguño durante el viaje.

El Hammond B2 es definitivamente lo que le da un sonido singular al grupo que lo diferencia de otros sonidos de la época por estas latitudes, y el juego polirrítmico medio psicodélico hace de Laghonia también un experimento musical sumamente vanguardista para su época y lugar. Es impresionante escuchar la calidad del Et Cetera y al mismo tiempo darse cuenta de que se trata de un grupo peruano – en eso se refleja la calidad creativa y técnica de los grupos de la época que empezaban a jugar con el rock para hacer cosas realmente interesantes. Luego, como bien se sabe, la dictadura de Velasco declararía el rock como alienante e imperialista y relegaría lentamente a la escena peruana de rock al olvido y desaparición, hasta que a principios de los ochentas volverían a aparecer canales a través de los cuales se regenere, lentamente, una escena local de rock.

Después de muchos años, y con muchas etapas de por medio, creo que uno podría decir que de nuevo estamos viviendo una de las etapas más interesantes del rock nacional, por una serie de factores. Un detalle no trivial es que las condiciones económicas permiten la aparición de un mayor mercado; tampoco es poca cosa que muchos grupos están reconociendo la particularidad del mercado local y tratando de jugarlo a su favor, no luchando contra la piratería y apoyándose más bien en otros canales (como presentaciones en vivo) para ganarse una audiencia que los siga regularmente.

Pero, ¿qué pasa con todo el legado de las épocas pasadas del rock peruano? A nivel global, siguen sonando grupos como los Rolling Stones, Led Zeppelin, Pink Floyd, The Beatles, y demás piedras fundantes de lo que fue la cultura rock que luego se difundió globalmente, y que llegó hasta aquí. Y muchas escenas locales tienen también un legado histórico al cual recurrir en busca de referentes, de experimentos, de sonidos y texturas locales. Sin embargo, nosotros estamos limitados por cuestiones estructurales básicas: no hay cómo escuchar esta música. Lo que se llegó a grabar en la época se imprimió en discos de vinilo de circulación limitada, que aunque pudieran conseguirse hoy día serían difíciles de reproducir. Pocos de los discos de los sesentas, setentas, ochentas y noventas se han reeditado en ediciones en disco compacto. Mucha de esa música tampoco se puede encontrar en Internet (lo que he corroborado intentando recopilar las selecciones de Crónica). Es decir que, por mucho que uno quiera, si quisiera realmente sumergirse en el rock peruano tendría una serie de limitaciones que harían ese tránsito sumamente difícil.

Claro, hoy día podemos subir canciones a YouTube, a diferentes servicios en línea, o compartir discos vía BitTorrent. Basta con que una persona se dedique a grabar los discos de vinilo en un formato digital para que ese archivo pueda circularse y distribuirse fácilmente, y se reduzca enormemente el riesgo de que ese contenido se pierda. En muchos casos, es uno de los pocos canales a través de los cuales se puede acceder a este contenido, que, en gran parte, es la prefiguración de la escena musical del rock peruano que tenemos hoy día y que muy poca gente ha tenido oportunidad de conocer.

Allí es donde la cosa se complica. Porque ese intercambio es, un poquito, ilegal. Aún cuando no tenga fines comerciales, aún cuando, realmente, no perjudique a los autores originales (incluso, en gran medida, los beneficie), aún cuando signifique una labor de preservación cultural que de otra manera no podría suceder, es ilegal. Cae dentro de este rubro que ha venido ha ser denominado “piratería”, y que en el mundo de los contenidos digitales se ha convertido en un estandarte de defensa del status quo que no consigue, del todo, emparejarse con la realidad. Porque la cultura digital está promoviendo relaciones e intercambios entre las personas que no pueden ser plenamente contemplados por el ordenamiento legal pre-existente. En medio de todo esto aparece la figura de APDAYC, la Asociación Peruana de Artistas y Compositores de la que mucho se ha hablado en los últimos días. No quiero volver a articular todo lo que se ha dicho, sobre todo porque creo que Roberto Bustamante lo resume todo muy bien en esta entrevista:

Todo lo cual me lleva, realmente, al punto central. Las guerras culturales han empezado también en el Perú, el enfrentamiento en el cual la manera como nos estamos acostumbrando a construir la cultura, sobre todo a partir de la aparición de los medios digitales, choca con un aparato político y legal que fue diseñado antes de que estas prácticas existieran. Así como, además, el aparato económico acostumbrado y construido sobre un cierto modelo de negocios empieza a aferrarse de todos los medios posibles para preservar su propia existencia. En este caso, se trata de cosas como el “tarifario web” de la APDAYC, que realmente no tiene mucho sentido, y que quiere decir, también, que (asumiendo que Laghonia sea uno de sus miembros) yo no puedo compartir libremente música de Laghonia, a pesar de que lo hago por lo buena que me parece su música y porque quiero que más personas la escuchen, porque estoy infringiendo sobre el terruño de APDAYC. Más allá, por supuesto, de que de otro modo esta música, probablemente, nunca será escuchada, preservada, ni difundida.

La pregunta que se empieza a dibujar de fondo es la pregunta de la que Lawrence Lessig ha venido hablando durante mucho tiempo: ¿Quién es el dueño de la cultura? Y sobre por qué los grandes distribuidores de contenidos han conseguido los medios para monopolizar la producción y la distribución de todos aquellos referentes culturales a los cuales nosotros, como consumidores, terminamos dándoles significado. Antes era una cuestión simple: los medios existentes delimitaban claramente la separación entre productores y consumidores. Pero ahora que los medios disponibles nos permiten cuestionar y extender los roles que asumimos frente a la cultura, esta delimitación no sólo no es tan simple, sino que en gran medida pierde mucho de su significado.

Para un grupo como Laghonia, y otros grupos que constituyen los pilares de la historia del rock nacional, los antecedentes y referentes obligados, así como también para los nuevos grupos que aparecen hoy día, la relación con la piratería es mucho más compleja de lo que APDAYC quisiera que pensáramos. No se trata de una vulgar copia, sino de una compleja red de mercado y distribución que hace posible que los contenidos lleguen a mercados más amplios. Para muchas personas, yo mismo incluido, la piratería es uno de los pocos canales disponibles para acceder a muchos referentes culturales que, por cuestiones de disponibilidad o economía, simplemente serían inexistentes de otra manera. Decir que no haya piratería equivale a decir que gran parte del mercado quede excluido de la participación en el intercambio y la construcción cultural.

Y claro, hay dos respuestas inmediatas a esto. La primera es que por esto, la piratería no es automáticamente buena, y eso es cierto. Pero eso hace que tampoco sea automáticamente mala, sino mucho más compleja de lo que los distribuidores de contenidos quieren que pensemos. Lo segundo es que la piratería no se da mayormente de productos culturales “de calidad”, dirían algunos, sino de DVDs de Mi abuela es un peligro 7 y del último disco de Britney Spears. Esto va más o menos en la línea de lo dicho por Mario Vargas Llosa en un discurso sobre la cultura hace unos días: la reformulación del argumento de que hay una cultura ilustrada contrapuesta a una cultura popular, que es inferior y menos importante. Desde este punto de vista, la piratería es sólo un mecanismo de difusión de la cultura popular y, como tal, no permite ningún tipo de participación significativa de la construcción cultural.

Esta segunda respuesta me parece más problemática, porque la distinción entre lo ilustrado y lo popular es un poco arbitraria y bastante conveniente, sobre todo viniendo de alguien como Vargas Llosa. Y, sobre todo, niega una realidad palpable que es el hecho de que la cultura popular ejerce una enorme influencia en nuestras vidas y termina estando mucho menos desligada de la “cultura ilustrada” de lo que muchos quisieran pensar. Más aún: cree que esta separación aún puede mantenerse hoy día, que es equivalente a algo así como el presidente de Sony Pictures diciendo que Internet no trae nada bueno y debería restringirse.

Bueno, eso. No puedo subir la discografía completa de Laghonia, técnicamente, o en todo caso, no debería. Pero quiero hacerlo, no por un beneficio propio, sino porque me parece que el Et Cetera, y otras obras similares, merecen llegar más lejos, ser más conocidas, y sí, en última instancia también beneficiar a sus creadores. ¿Pero cómo puede Laghonia vender discos si nadie conoce de su existencia? ¿Cómo puede traer audiencias a conciertos en vivo si quienes lo conocen no pueden compartir la novedad de su descubrimiento? Y más aún, ¿cómo podemos esperar construir una escena musical de importancia, creativa, de gran alcance, si no podemos regresar sobre los antecedentes para que contribuyan a las nuevas producciones y generaciones?

De manera que, muy adecuadamente, así como en el comic Civil War que viene publicando Perú 21 los sábados, han empezado las guerras culturales, y empezaron hace tiempo, sólo que el enfrentamiento ha escalado. Se me ocurrió terminar este post preguntando, así tendenciosamente, “¿de qué lado estás?” Pero ahora me doy cuenta que en realidad no se trata tanto de lados, pues las posiciones son mucho más complejas que lo uno o lo otro.

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Caminar http://www.invasionesbarbaras.com/2009/06/30/caminar/ http://www.invasionesbarbaras.com/2009/06/30/caminar/#comments Wed, 01 Jul 2009 01:02:47 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=111 Me encanta caminar, a pesar de que Lima es una ciudad muy poco caminable. Tenemos una muy mala relación con el espacio, y peor aún, con el peatón.

Leyendo el blog de Juan Freire después de tiempo me encuentro con un proyecto para peatonalizar un espacio vinculado con una campaña en medios sociales, como Facebook. Construir un espacio habilitado para peatones sería un gran triunfo para una ciudad como Lima, que por múltiples razones se sigue construyendo como una ciudad para autos, y no consigo entender por qué. Sobre todo la desregulación de la importación de autos usados durante los años noventa ha significado que el automóvil se convierta en el principal medio de transporte dentro de la ciudad, generando un problema del huevo y la gallina: hay más autos porque no hay transporte público eficiente, y no hay transporte público eficiente porque la gente se mueve en autos.

Claro, hay un enorme sector mal atendido que utiliza el transporte público todos los días. El mismo sector que hoy día ha sufrido enormemente por un paro de transportistas. Pero todos nuestros trazados, nuestras obras públicas, nuestros proyectos de transporte van en la misma dirección: ampliar la capacidad para que el hipercomplicado problema del tráfico en Lima pueda aliviarse de alguna manera.

El proyecto de peatonalización resalta la importante idea del diseño, y lo que el diseño puede hacer por un espacio. Y en Lima, no faltan espacio que puedan integrarse de una manera peatonal mucho más cohesionada – no que tengan que volverse exclusivamente vías peatonales, pero sí calles y avenidas por las que se pueda caminar de una manera mucho más disfrutable. Los beneficios terminan siendo múltiples: en términos de salud y calidad de vida, por ejemplo, de ornato, pero también en términos comerciales y económicos.

¿Por qué es esta idea importante? Porque la peatonalización le da vida humana a una ciudad. Recupera la idea de que la ciudad, en gran medida, nos pertenece y que hacemos de ella un espacio para algo más que la supervivencia. Cuando uno quiere simplemente pasear, las opciones que le quedan suelen limitarse a espacios mediados por el consumo. Si quiero sentarme con amigos a conversar, ocurre lo mismo: no existen espacios, en el sentido literal del asunto, en los cuales podamos existir cómodamente sin que exista algún tipo de mediación del consumo – tener que comprar algo o sentirnos mal por ocupar una mesa. El problema es que esta lógica fácilmente se traduce a otros espacios: el ámbito político, por ejemplo, se convierte en un espacio ajeno, al cual hay que pagar para entrar. El espacio urbano se convierte en un espacio por el que nadie se preocupa, cuyos problemas se resuelven tirando más concreto encima para facilitar el desplazamiento de masas sin nombre a lugares sin nombre.

Caminar por una ciudad es darse cuenta de su lenguaje, de sus problemas, de las diferentes cosas que hay en ella y que a menudo nos sorprenden. En Lima, en gran medida no tenemos ese privilegio, cuando debería ser algo tan fácil de conseguir. Ampliando algunas veredas, mejorando la iluminación de algunas zonas, conectando las pocas áreas verdes y parques que tenemos, se podrían conseguir fácilmente circuitos por los cuales la gente pueda caminar, correr o montar bicicleta. Si empieza a circular mayor tráfico peatonal por zonas comerciales, eso de por sí es un incentivo para que aparezcan restaurantes, bares, cafés, tiendas, y demás espacios donde la gente puede parar en el camino. Lo que se consigue efectivamente es, también, revitalizar una zona. Y lo más importante, es que se revaloriza el espacio de la ciudad para que los ciudadanos empiecen a verse más reflejados en ella no simplemente como el lugar en el que se ven obligados a sobrevivir, sino como un espacio con el cual se encuentran personalmente involucrados.

¿Cómo podrían los peatones recuperar las calles y hacerlas caminables?

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Amauta 2.0 http://www.invasionesbarbaras.com/2009/03/18/amauta-20/ Wed, 18 Mar 2009 20:41:13 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=89 Hace unos días conversaba con Daniel Luna, otro filósofo conflictuado, entre otras cosas sobre la filosofía peruana (el blog de Pensamiento Peruano de Daniel es un proyecto lamentablemente inactivo), Mariátegui y la manera como autores y obras un poco se han perdido por el tiempo y no han sido realmente reapropiados y asimilados por nuevas generaciones. O peor aún, que allí donde lo han sido, ha sido de un modo frecuentemente poco crítico y hasta doctrinario, que es quizás el último modo como Mariátegui et al. habrían querido ser apropiados. Comparto el interés por las obras de pensadores peruanos que tiene Daniel, aunque lamentablemente no comparta su dedicación a leer todo lo que cae en sus manos con una constancia que linda con la religiosidad. Pero al menos fuimos capaces de armar alguna idea que permitiera un poco afrontar este problema: de un lado, recuperar la obra de pensadores peruanos, particularmente de Mariátegui, y contribuir no sólo a su preservación sino también a su difusión. De otro, hacer esto de un modo creativo, y un modo que permitiera a su vez reapropiar los textos de un modo crítico y que abra la puerta para nuevas interpretaciones y formulaciones.

No había, creo, otra manera de hacer esto que no fuera performativamente. La manera de promover la apropiación crítica, transformadora de la obra de Mariátegui, tenía que ser ella misma una apropiación crítica y transformadora. Así que a partir de eso, Daniel ha empezado con Amauta, el blog de José Carlos Mariátegui. La idea es bastante simple, y está inspirada por otro proyecto similar, el blog de los diarios de George Orwell. Amauta publica regularmente breves pasajes de diferentes textos de Mariátegui, fragmentos de artículos, y la idea es presentarlos como si fueran sus propias reflexiones volcadas a un blog.

El asunto, sin embargo, va más allá de la transcripción mecánica. La idea también es de esta manera realizar una doble actualización de la obra de JCM. Por un lado, enfrentándola con un medio virtual y con su propia gramática, con una lógica diferente de publicación, de formato, de comentarios, de comunidad y de discusión. Por otro lado, tratando de sacarle el jugo al máximo a esta lógica propia del medio virtual: poner su obra en este formato nos da la oportunidad de ampliar su contenido en la medida en que el texto virtual no es estático ni lineal. Daniel ha empezado a hacer esto convirtiendo los nombres de autores que refiere Mariátegui en enlaces a sus entradas en Wikipedia – de la misma manera, diferentes conceptos, referencias históricas, personajes, menciones y demás pueden enlazarse y asociarse a artículos, ampliaciones, discusiones, noticias, videos, conferencias, y demás elementos que permitan ampliar el universo de significado de estos textos, y reintroducirlos además en la problemática contemporánea. Enlazando al contenido actual, literalmente, las propias palabras de Mariátegui, se deja asentada la idea de que estos textos y estas ideas tienen aún mucho que iluminar del presente. Y deberían ser, espero, motivo para que se discuta qué pueden aportar y qué no.

Sin lugar a duda, lo último que esto quiere decir es que JCM sea el alfa y el omega, el principio y el fin de la discusión. Simplemente, creo, busca ser un punto de partida. No dudo que aún hoy sea posible, incluso sumamente necesario, que se escriba una obra del alcance y la envergadura de los 7 ensayos. Pero al mismo tiempo que creo eso, creo que hoy, y más todavía mañana, los nuevos 7 ensayos podrán venir en la forma de un blog, de un wiki, de un canal en YouTube, y que aún no estamos del todo preparados para lidiar con esto. Pero este experimento de aproximar a Mariátegui a la “realidad virtual”, y de este modo actualizarlo, y permitir su apropiación por parte de una nueva generación de interesados, quizás nos eche luces y brinde pistas sobre por dónde podría ir un esfuerzo de esta naturaleza.

P.S.: Un valor del proyecto del que acabo de caer en cuenta. Así como los enlaces abren nuevas conexiones que trazar entre JCM y el presente, el hecho de que un visitante causal pueda caer en el blog de JCM porque buscó en Google algún término vinculado a la actualidad nacional, abre el potencial para que de esta manera más personas descubran, aunque sea casualmente, la existencia y relevancia de este vínculo.

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Mercado, cultura, liberalismo y censura http://www.invasionesbarbaras.com/2008/12/03/mercado-cultura-liberalismo-y-censura/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/12/03/mercado-cultura-liberalismo-y-censura/#comments Wed, 03 Dec 2008 05:04:34 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=73 Encontré esto en Boing Boing que creo es particularmente relevante: ahora que en las últimas semanas hemos escuchado de una u otra forma de censura – uno de los más preocupantes y sonados es el cierre de la galería Vértice para censurar una muestra que exhibía imágenes religiosas (también aquí y aquí) – me llamó mucho la atención el siguiente texto de Neil Gaiman, en defensa de aquello que no queremos defender. Traduzo el pasaje relevante que apareció en Boing Boing:

Asi que cuando Mike Diana fue acusado — y encontrado culpable — de obscenidad por los comics en su revista “Boiled Angel”, y sentenciado a una serie de cosas, incluyendo (si la memoria no me falla) una sentencia suspendida de tres años en la cárcel, una multa de tres mil dólares, no poder estar en el mismo cuarto que alguien menor de dieciocho, más de mil horas de servicio comunitario, y se le prohibió dibujar cualquier otra cosa obscena, con la policía local haciendo revisiones imprevistas las 24 horas para asegurarse de que Mike no estuviera secretamente cometiendo Arte en las tempranas horas de la madrugada… Ése fue el punto en que decidí que sabía qué era obsceno, y eso era acusar a artistas por tener ideas y trazar líneas en un papel, y supe que iba a hacer todo lo que pudiera para apoyar el Fondo de Defensa Legal de los Cómics. Si me gustaba o si aprobaba lo que Mike Diana hacía era irrelevante. (Para el acta, no me gustaban los textos de Bioled Angel, pero sí me gustaban los cómics, que eran personales y mostraban una fuerza cruda. Y en algún lugar de la colección desordenada de revistas en el sótano tengo Boiled Angel 7 y 8, que leí entonces para descubrir qué era lo que estaba siendo perseguido, y por lo que por tenerlo podría ahora, asumo, ser arrestado…)

…Tú me preguntas, ¿qué hace que valga la pena defenderlo? La única respuesta que puedo dar es ésta: la libertad de escribir, la libertad de leer, la libertad de tener material que consideras que vale defender significa que tienes que defender cosas que no consideras que vale la pena defender, incluso cosas que encuentras de mal gusto, porque las leyes son grandes instrumentos torpes que no diferencian entre lo que te gusta y l oque no, porque los acusadores son humanos y tienen conflictos y luchan por la re-elección, porque la obscenidad de una persona es el arte de otra.

Porque si no defiendes las cosas que no te gustan, cuando vengan por las cosas que sí te gustan, ya habrás perdido.

Me parece interesante, particularmente interesante (y un poco preocupante) como el núcleo de esta defensa es una firme creencia liberal: la idea de que el ámbito legal está separado de lo eclesiástico o ideológico, de que se debe salvaguardar la libertad en el ámbito de lo privado. Digo interesante porque, irónicamente, en el Perú este tipo de censuras suelen coincidir con sectores que se proclaman “liberales”, al menos en materia económica, pero no que no son consecuentes con eso en el plano de lo político. El liberalismo en el Perú está sumamente golpeado, diría, con liberales que no se la creen del todo, sino en la medida solamente en que les conviene. Es la separación peligrosa (alerta de Godwin) que puede llevarnos por caminos históricos que no querríamos necesariamente recorrer.

La verdad es que el liberalimo en el Perú es bastante poco liberal: los que defienden un liberalismo desde el punto de vista económico generalmente son una clase empresarial muy cercana al poder político, muy tradicional en términos culturales y que no están exactamente comprometidos con promover la diversidad cultural, la tolerancia, el diálogo. Por alguna razón cuando llegamos a esa frontera el liberalismo deja de ser un valor tan importante y aparecen la censura y la represión.

Supongo que de este liberalismo-más-parecido-al-mercantilismo se deriva, también, que tengamos en el Perú una clase empresarial que es, en realidad, bastante poco emprendedora, salvando algunas excepciones notables. Tenemos hombres y mujeres de negocios, pero son muchos menos los que realmente invierten y se juegan el riesgo de inventar cosas nuevas, sino que más bien reciclamos modelos, importamos ideas, probamos cosas más o menos seguras. O peor aún, tenemos enraizada la idea de que desarrollar negocios, empresas en el Perú significa corromper, significa pagar derecho de piso, conseguir por lo bajo licitaciones, lobbistas, favores políticos, cualquier cosa por evitar tener que enfrentar la competencia en el mercado. De allí que nunca hayamos tenido realmente una clase empresarial comprometida con ningún tipo de “idea de país”, sino solamente con el beneficio inmediato, cortoplacista, de unas pocas familias.

Más que un simple tema de resentimiento o acidez, lo que intento aquí es abrir la pregunta: ¿Cómo afecta este divorcio a la manera como gestionamos nuestros recursos culturales? ¿Cómo atendemos los problemas que señala Gaiman, y cómo los desvinculamos de este liberalismo trucho que conocemos?

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Engaño de masas http://www.invasionesbarbaras.com/2008/11/17/engano-de-masas/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/11/17/engano-de-masas/#comments Tue, 18 Nov 2008 01:21:36 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=71 He aquí una dicotomía perturbadora.

Por donde quiera que miren en los últimos días, en la “blogósfera” peruana no deja de aparecer de una u otra manera el tema de la salida de Augusto Alvarez Rodrich como director del diario Perú21. Abunda, por un lado, la información y las interpretaciones respecto a qué motivó que lo “renunciaran”, con diveras hipótesis y análisis que apuntan hacia los petroaudios, hacia denuncia en el norte, y perturbadoramente hacia Collique. Por otro lado, aparecen las múltiples muestras de apoyo, los boicots a Perú21, las campañas de solidaridad.

La parte que no entiendo es la siguiente: yo he seguido todo este tema a lo largo del fin de semana, conforme iban saliendo más y más informaciones, interpretaciones y muestras de apoyo. ¿Cómo es posible que mis papás, que no siguen el mundo de los blogs con la misma adicción, no se enteraran hasta esta mañana, y de casualidad? ¿Cómo es que esto no es un tema que se discuta? ¿Por qué los medios masivos/tradicionales están evitando, salvo algunas excepciones, este tema como si fuera la plaga? Recién hoy día se escucharon algunas reacciones de pasada –del propio AAR en RPP, de Rosa María Palacios en Radio Capital-. Pero más allá de eso, nada. Los periódicos más importantes no dicen nada, en la tele no se habla. No entiendo.

Todo el asunto se pierde, se diluye en la avalancha de comentarios e información sobre la cumbre de líderes del Foro APEC que empieza este jueves.

Es decir, el gobierno se ha conseguido un reflejo especular mediático, una prensa a su imagen y semejanza. Y esto me evoca la idea espantosa del engaño de masas –el “aquí no pasa nada” al que apunta preocupado Heduardo-. ¿Cómo es posible que los blogs reporten algo que ni siquiera figura en los medios masivos? Porque debemos recordar, además, que los blogs no son en el Perú, aún, medios masivos: no existen para la gran mayoría del público (ni siquiera para la gran mayoría del público con acceso al medio). Este problema termina por agotarse en una cámara de resonancia, y los que manejan el aparato masivo de comunicación lo saben. La pregunta perversa es hasta qué punto lo saben: es decir, si este silencio es deliberado, una jugada calculada, hasta concertada, por los principales grupos mediáticos, en probable concertación con el gobierno, para no alborotar el gallinero en medio de la semana en que debemos “dar nuestra mejor cara”, quedar todos como chicos buenos. Es una interpretación que, tristemente, hoy cobra terrible verosimilitud.

O si, peor aún, esto NO es un esfuerzo concertado. Porque si no lo es, si esto NO es el esfuerzo perverso y calculado de los ejes del poder detrás del poder en nuestra sociedad, asistimos a la constatación mucho más grave de que nadie está siendo coaccionado, de que no hay malos, de que así son las cosas. Si todo el aparato mediático está siendo manipulado, entonces podemos aferrarnos a la idea de que podemos romper con ese velo que busca perpetuar el engaño de masas porque le conviene. Pero si no hay estos titiriteros, ¿entonces qué? Eso querría decir que el engaño de masas está tan interiorizado, que nuestra sociedad se ha asimilado tanto a esta concepción horrible del futuro donde sólo la inversión privada salvará al Perú y pensar en democracia y derechos son detalles accesorios, que esta amenaza a la libertad de prensa no sólo no es sorprendente, sino que ni siquiera es considerada problemática. Porque entonces, ¿qué hacemos?

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Memoria http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/30/memoria/ Fri, 31 Oct 2008 04:30:55 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=69 El sitio web de la Comisión de la Verdad ya está de vuelta en línea. Hace unos días rebotó en varios blogs la noticia de que estaba fuera de línea – no he visto después de eso seguimiento al tema, sobre si fue un problema técnico, o una cuestión más grave la que la sacó del aire. “Un país que olvida su historia está condenado a repetirla”, dice la animación en la página de introducción a la web de la CVR. Esto no deja de resultar particularmente irónico, en un momento en que presenciamos los peores ataques de Sendero Luminoso en mucho tiempo, al mismo tiempo que sectores cercanos a las Fuerzas Armadas quieren hacer borrón y cuenta nueva de las heridas por las que el Perú se sigue desangrando.

Este es un problema que puede cogerse por muchos lados, pero quiero concentrarme en el problema de fondo de que la web de la CVR haya desaparecido. Esto es, que cuando dejó de estar ahí, inmediatamente perdimos cualquier referencia a la inmensa y valiosísima cantidad de información que allí estaba contenida. Muy al margen de que alguien esté de acuerdo o en desacuerdo con lo que allí se decía, el hecho de que un sector considerable de la población lo considerara como una radiografía significativa de nuestra identidad nacional es motivo suficiente como para preocuparse por su discusión y conservación (considerar lo contrario, me parece, es sólo acercarse a formas perversas de totalitarismo – algo que no es ajeno a algunos opositores de la CVR). El esfuerzo por recopilar esta información es de por sí valioso, así como el proyecto titánico de articular todos estos elementos en una fotografía de lo que está en el fondo del concepto “Perú”.

Sin embargo, cuando desapareció, todos nos encontramos sorprendidos, y me incluyo. ¿Quién debía encargarse de mantenerla? ¿El Estado? ¿Y confiábamos en que el Estado lo haría cuando el propio vicepresidente de la República es abiertamente opuesto a todo lo que en ese sitio web se encontraba? No digo que Giampietri tenga nada que ver… simplemente apunto a nuestra (mi) ingenuidad al respecto. Nadie tenía copias de seguridad de muchas de las copias allí contenidas. Fotografías, miles de testimonios, archivos, los propios documentos del Informe Final. La única referencia que permaneció de todo este contenido era la del proyecto del Internet Archive, que mantenía copias del sitio de hasta varios años atrás – como lo hace con una enorme cantidad de sitios web alrededor del mundo.

Problema de fondo: ¿Cómo es posible que, dentro de toda esta retórica, no sea una cuestión generaliza la apropiación de este texto fundacional? Es decir… ¿Por qué el Informe Final y toda esta información permanece dentro de un modelo un poco vertical sobre quién posee esta información, quién debe difundirla y quién debe mantenerla? Sólo cuando desapareció el sitio web (“nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” y demás) realmente caí en cuenta de que el IF no estaba realmente en nuestras manos, por mucho que el texto lo estuviera – aún cuando el simple “estar” no implica haberlo leído cabalmente. Nunca lo consideré como mío, y en todo caso, si lo hice, fui soberanamente inconsecuente y nunca hice nada al respecto. Si el texto fuera realmente apropiado, la pérdida del sitio web, aunque seguiría siendo trágica, sería la pérdida de tan sólo un elemento dentro de un ecosistema mucho más grande de piezas adicionales, articulaciones y construcciones individuales y colectivas que toman y dejan dentro y fuera de una diversidad más grande de contextos.

En otras palabras: por un lado, en primer lugar, tenemos que pensar en la cuestión básica, archivística, de que no estamos preservando debidamente esta información. Si se pierde la página web y el único soporte es el caché de Google o el archivo de un proyecto extranjero, la cosa está bastante mal. Pero segundo, y, creo yo, más importante en lo que es la articulación de una identidad colectiva en el Perú (algo que a mi modesto juicio no hemos alcanzado aún construir), está en que tenemos que conseguir dar el salto extra a que esta radiografía no sea un contenido monolítico que se admira a la lejanía y se le reconoce formalmente como “importante”. Debemos dar el salto mucho más interesante de fomentar y potenciar este ecosistema, fundamentalmente, de transgresión, de reinterpretación y de apropiación.

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Decadencia http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/24/decadencia/ Fri, 24 Oct 2008 19:15:31 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=68 Supongo que tener muchas esperanzas en torno al anuncio, en julio, de la creación de un Ministerio de Cultura en Perú, era algo un poco iluso. En todo caso, las cosas parecen darse más o menos como podría esperarse que se den, sin mayores variaciones.

Desde el Tercer Piso tiene un artículo de hace unos días donde hace un recuento de los problemas que plagan la gestión de la cultura en el Perú últimamente. Quizás el más grave y que preocupa más sea la posibilidad de que Germán Kruger sea el nuevo Ministerio de Cultura: empresario de afiliación fujimorista, ex alcalde de Miraflores en una gestión turbia y turbulenta, y demás.

Por supuesto, bajo este panorama, ya no tiene mucho sentido esperar que se abran espacios donde discutir sobre la cultura y su gestión en el Perú, o que se inaugure un proceso donde confluyan múltiples perspectivas de lo que debería ser un MdC. Definitivamente, la gestión de Cecilia Bákula en el INC no será la que inaugure esta línea.

Así que tendremos que ponernos más creativos al respecto.

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¿Quién es dueño de la cultura? http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/09/%c2%bfquien-es-dueno-de-la-cultura/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/09/%c2%bfquien-es-dueno-de-la-cultura/#comments Fri, 10 Oct 2008 03:56:34 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=65 No sé bien cómo plantear esto, tengo muchas ideas demasiado mezcladas. La cosa es así, empezaré con un poco de Lessig, disculpen que esté en inglés. Ésta es la última vez, estrictamente, en que Lawrence Lessig dio su charla de cultura libre.

Esto es un debate que en realidad no existe en el Perú, más que en algunos blogs, y uno que otro recoveco similar. Aquí se juega gran parte del sinsentido capitalista que hoy vemos/no vemos colapsar: en este frente se juega el debate respecto a quién es dueño de la cultura, quién tiene derecho a crearla, y en qué terminos se está permitido consumirla. Pero estas decisiones no las estamos tomando los ciudadanos como productores y consumidores. Las están tomando grandes conglomerados mediáticos -los grandes aparatos de las industrias culturales- no para favorecer la creación e innovación en la cultura, sino simplemente para preservar sus márgenes de utilidad en la mayor medida de lo posible.

El resultado es que el ciudadano no importa nada. La legislación, el sistema cultural, se construye en torno a estos intereses bastante específicos, pero bastante voluminosos. En Canadá, el partido conservador ha propuesto reintroducir un proyecto de ley de propiedad intelectual que protege los derechos de los grandes productores y restringe los derechos de los consumidores, a pesar de que el proyecto ya fue derrotado una vez por el público. Es decir: el aparato político se mueve en contra de la voluntad popular que lo legitima, para respaldar el poder económico que lo financia. Es la lógica de las industrias culturales en su peor sentido, como engaño de masas, como hacerle creer al público que eso es lo que realmente quieren.

Pero Boing Boing tiene mucho más para nosotros hoy. En Nueva Zelanda, la ministra a cargo de la propiedad intelectual le grita a los ciudadanos por criticar una ley que, favoreciendo a los distribuidores de contenido, penaliza a consumidores que descarguen contenido pirata por Internet, quitándoles el acceso a Internet de modo permanente. Básicamente les dice: no importa que ustedes hayan querido seguir el procedimiento adecuado para este tema, canalizando sus intereses por donde es debido. La voluntad del gobierno es otra, y vamos a seguir por este camino.

Y ésta es, creo, la más perversa: la versión Blu-Ray de “La Bella Durmiente” requiere que los niños acepten un contrato legal de más de 120 páginas para poder verlo. Es decir, ahora desde niños, los futuros ciudadanos se verán asimilados a la idea de que ellos no tienen derechos frente a su propiedad, frente a la cultura, sino que sólo algunos tienen derecho a producirla, y ellos sólo algunos derechos para consumirla, en los términos que los distribuidores digan. El futuro es bien oscuro.

¿En el Perú? Estamos tan lejos de ser una potencia cultural que este tema ni siquiera cobra protagonismo. Hemos asumido resignadamente nuestro lugar de eternos consumidores. Lo cual, claro, es nefasto. Éste tema tiene que estar en la agenda de cualquier proyecto de Ministerio de Cultura. Soy demasiado iluso, claro, si asumo que lo estará de un modo que no sea para favorecer a la inversión privada que salvará el Perú. Así que es otro tema en el cual tendremos que buscar la manera de abrir campo y lucharla un poco, con todo en contra: los tratados de libre comercio que venimos firmando, sobre todo con EEUU, básicamente nos condicionan a modificar nuestra legislación en materia de propiedad intelectual para volverla más acorde con la legislación estadounidense. Aquella misma que, si vieron el video, Lessig critica por todas estas razones.

El mundo ya es otro, y la cultura, el sistema de producción y consumo, es también ya otro. Si seguimos pensando arcaicamente temas de propiedad intelectual, de protección, de incentivo a la creatividad, estamos condenados a crear obstáculos espantosos que nos sumirán en el tercermundismo hasta que nuestro país quiebre y sea comprado por uno más exitoso.

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Tratando de abrir un debate http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/05/tratando-de-abrir-un-debate/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/05/tratando-de-abrir-un-debate/#comments Sun, 05 Oct 2008 08:49:02 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=63 Uno de los frentes donde con mayor consistencia encuentro que se plantea el tema de cómo manejamos la cultura en el Perú hoy, es en el conocido blog del Morsa. Ahora el Morsa nos trae una serie de esbozos a tomar en consideración para abrir el debate sobre el propuesto Ministerio de Cultura, algo que al parecer se puede volver también un tema recurrente por aquí (¡hasta le tenemos un tag!).

Una de las ideas que más me llamó la atención fue la dialéctica que se da entre “los que saben” y “los que no”. Es decir, la advertencia o precaución para tener cuidado con que un MdC no se convierta en el despotismo ilustrado de un subsector despótico e ilustrado de la población peruana, al cual se le otorgue la injerencia para decidir qué es cultura y qué no. Lo cual ha llevado frecuentemente por el camino de la elitización de la cultura, algo que termina siendo paradójico: es como Theodor Adorno condenando las industrias culturales por funcionar como engaño de masas y totalitarismo, para al mismo tiempo condenar la cultura popular por ser reflejo de este aparato ideológico. La defensa de la cultura termina volviéndose ella misma totalitaria.

No sé bien cómo se está planteando el debate sobre el MdC -o si se está planteando en absoluto- pero espero irme enterando de a pocos. En esta línea, me preocupa, por ejemplo, una concepción de cultura demasiado restringida, que básicamente se limite a gestionar museos y restos arqueológicos, quizás con un par de detalles más. El sistema cultura ahora requiere un importante desarrollo en infraestructura, que apelando a una serie de soluciones tecnológicas creativas debería permitirnos hacer cosas muy pajas por una fracción del costo de lo que habría sido hace unos años.

Así que espero tener la oportunidad para 1) ir recogiendo información sobre cosas que ya se vienen haciendo, y 2) ir recogiendo información para articular ideas sobre cosas que se pueden hacer. Con o sin MdC, aunque de preferencia, claro, con.

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Espíritu de la época http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/01/espiritu-de-la-epoca/ http://www.invasionesbarbaras.com/2008/10/01/espiritu-de-la-epoca/#comments Thu, 02 Oct 2008 01:19:21 +0000 http://www.invasionesbarbaras.com/?p=61 Y sí pues, por algo debe ser que cuando se me ocurre que podemos llevar la cosa por otro camino, empiezo a encontrar también que se suman otras voces y espacios para discutir temas similares. Supongo que esto debe ser algún tipo de señal que el tema de lo cultural (como gestión, como política, como industria) se plantea desde diversos frentes como algo importante para discutir ahorita.

Por un lado, un post del blog del Morsa apunta a los problemas internos que salen del INC. Supongo que nada realmente sorpresivo. Pero más me interesa la noticia del nuevo blog de Maniobras, en el que buscarán someter a discusión perspectivas e ideas sobre la gestión cultural y las políticas culturales en el Perú, especialmente a la luz del anunciado Ministerio de Cultura.

Dicen en su primer post:

Esta es la oportunidad para replantear el tipo de gestión y promoción de la cultura que se requiere. En el Perú, hasta hoy en día, ha prevalecido en las políticas públicas una visión patrimonialista e ilustrada de la cultura. Las expresiones actuales de nuestra diversidad cultural, que se crean y recrean dentro de procesos híbridos y fluctuantes, como las artes contemporáneas y las industrias culturales, no han sido objeto de gestión y promoción por parte del Estado. Como consecuencia, el rol  de las manifestaciones culturales en la generación de una ciudadanía integral y su aporte en el desarrollo económico, político y social del país no es aún cabalmente comprendida.

Grandes. Es bueno ver que si las cosas van bien, tendremos interlocutores para conversar. Además usan WordPress, ya tenemos algo en común. Va para el blogroll de hecho.

En mi otro blog tuve hace poco un comentario sobre el Ministerio de Cultura que quizás resulte relevante. Ego trip.

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