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¿Cómo vender cultura política?

Con cultura política me refiero a los antecedentes de la sociedad y su respuesta a ello; es decir, el resultado de procesos históricos, la respuesta a los eventos pasados. La cultura política es el mecanismo que determina cierto proceder a nivel grupal. Hasta cierto punto podemos hablar de tipos de cultura política, autoritaria, democrática, totalitaria, etc.

Sin embargo, al significar la inclusión de este término algo demasiado amplio nos abocaremos a que el ideal para el caso es buscar la promoción de una cultura política que favorezca la democracia. Para delimitarlo aun más, me interesa fundamentalmente referirme al tema de género.

Plantear la posibilidad de la gestión de un proyecto comunicacional que se enfoque a hacer atractivos valores relacionados con el empoderamiento de la mujer. Estableciendo al mercado como motor e impulsor de estrategias que favorezcan el establecimiento de estos valores en la sociedad. Haciendo uso de campañas comunicacionales atractivas que pongan sobre la mesa la incapacidad de negociación que hasta ahora tienen las organizaciones a favor de equidad de genero, tema al que no han podido darle valor político, es decir que no trasciende a la agenda pública y por lo tanto no representa ninguna prioridad y carece de un plan de acción serio.

La gran pregunta que rodea esta serie de ideas es, ¿cómo se hace de la cultura política un producto consumible, que haga que las personas desarrollen y ejerciten los valores? Acaso haciendo uso del mercado, ¿estaríamos sacrificando la autoconciencia?

La problemática de la autoconciencia puede abordarse si entendemos que creer en algo solo tiene sentido en tanto configura el curso de acción. Uno se acostumbra a actuar de un modo frente a determinadas situaciones y circunstancias. Así se forma una creencia, si se acostumbra al público a actuar de determinada manera frente al hecho X (que en teoría seria el producto comunicacional que promocione un producto o servicio) el consumo que impulsa el mercado provocará el establecimiento de una creencia. Si está la acción se establece la creencia.

Pese a que la autoconciencia es importante, al reconocer los derechos y libertades individuales, es también algo utópico considerar que el grueso de la población femenina sintetiza la acción de modo racional: “estos son mis derechos por lo tanto debo defenderlos” no es el común denominador, por lo que se debe trabajar en base a una realidad a explorar y no a un ideal que no funciona.

De ahí que devenga la importancia del proyecto comunicacional que espero estar definiendo pronto con menos vaguedad. Es vital porque representa una forma distinta de asimilar valores (por el hábito de la costumbre) que aporten a la cultura política enfocada estrictamente al tema de género.