Mercado, cultura, liberalismo y censura

December 3, 2008 – 12:04 am

Encontré esto en Boing Boing que creo es particularmente relevante: ahora que en las últimas semanas hemos escuchado de una u otra forma de censura – uno de los más preocupantes y sonados es el cierre de la galería Vértice para censurar una muestra que exhibía imágenes religiosas (también aquí y aquí) – me llamó mucho la atención el siguiente texto de Neil Gaiman, en defensa de aquello que no queremos defender. Traduzo el pasaje relevante que apareció en Boing Boing:

Asi que cuando Mike Diana fue acusado — y encontrado culpable — de obscenidad por los comics en su revista “Boiled Angel”, y sentenciado a una serie de cosas, incluyendo (si la memoria no me falla) una sentencia suspendida de tres años en la cárcel, una multa de tres mil dólares, no poder estar en el mismo cuarto que alguien menor de dieciocho, más de mil horas de servicio comunitario, y se le prohibió dibujar cualquier otra cosa obscena, con la policía local haciendo revisiones imprevistas las 24 horas para asegurarse de que Mike no estuviera secretamente cometiendo Arte en las tempranas horas de la madrugada… Ése fue el punto en que decidí que sabía qué era obsceno, y eso era acusar a artistas por tener ideas y trazar líneas en un papel, y supe que iba a hacer todo lo que pudiera para apoyar el Fondo de Defensa Legal de los Cómics. Si me gustaba o si aprobaba lo que Mike Diana hacía era irrelevante. (Para el acta, no me gustaban los textos de Bioled Angel, pero sí me gustaban los cómics, que eran personales y mostraban una fuerza cruda. Y en algún lugar de la colección desordenada de revistas en el sótano tengo Boiled Angel 7 y 8, que leí entonces para descubrir qué era lo que estaba siendo perseguido, y por lo que por tenerlo podría ahora, asumo, ser arrestado…)

…Tú me preguntas, ¿qué hace que valga la pena defenderlo? La única respuesta que puedo dar es ésta: la libertad de escribir, la libertad de leer, la libertad de tener material que consideras que vale defender significa que tienes que defender cosas que no consideras que vale la pena defender, incluso cosas que encuentras de mal gusto, porque las leyes son grandes instrumentos torpes que no diferencian entre lo que te gusta y l oque no, porque los acusadores son humanos y tienen conflictos y luchan por la re-elección, porque la obscenidad de una persona es el arte de otra.

Porque si no defiendes las cosas que no te gustan, cuando vengan por las cosas que sí te gustan, ya habrás perdido.

Me parece interesante, particularmente interesante (y un poco preocupante) como el núcleo de esta defensa es una firme creencia liberal: la idea de que el ámbito legal está separado de lo eclesiástico o ideológico, de que se debe salvaguardar la libertad en el ámbito de lo privado. Digo interesante porque, irónicamente, en el Perú este tipo de censuras suelen coincidir con sectores que se proclaman “liberales”, al menos en materia económica, pero no que no son consecuentes con eso en el plano de lo político. El liberalismo en el Perú está sumamente golpeado, diría, con liberales que no se la creen del todo, sino en la medida solamente en que les conviene. Es la separación peligrosa (alerta de Godwin) que puede llevarnos por caminos históricos que no querríamos necesariamente recorrer.

La verdad es que el liberalimo en el Perú es bastante poco liberal: los que defienden un liberalismo desde el punto de vista económico generalmente son una clase empresarial muy cercana al poder político, muy tradicional en términos culturales y que no están exactamente comprometidos con promover la diversidad cultural, la tolerancia, el diálogo. Por alguna razón cuando llegamos a esa frontera el liberalismo deja de ser un valor tan importante y aparecen la censura y la represión.

Supongo que de este liberalismo-más-parecido-al-mercantilismo se deriva, también, que tengamos en el Perú una clase empresarial que es, en realidad, bastante poco emprendedora, salvando algunas excepciones notables. Tenemos hombres y mujeres de negocios, pero son muchos menos los que realmente invierten y se juegan el riesgo de inventar cosas nuevas, sino que más bien reciclamos modelos, importamos ideas, probamos cosas más o menos seguras. O peor aún, tenemos enraizada la idea de que desarrollar negocios, empresas en el Perú significa corromper, significa pagar derecho de piso, conseguir por lo bajo licitaciones, lobbistas, favores políticos, cualquier cosa por evitar tener que enfrentar la competencia en el mercado. De allí que nunca hayamos tenido realmente una clase empresarial comprometida con ningún tipo de “idea de país”, sino solamente con el beneficio inmediato, cortoplacista, de unas pocas familias.

Más que un simple tema de resentimiento o acidez, lo que intento aquí es abrir la pregunta: ¿Cómo afecta este divorcio a la manera como gestionamos nuestros recursos culturales? ¿Cómo atendemos los problemas que señala Gaiman, y cómo los desvinculamos de este liberalismo trucho que conocemos?

  1. One Response to “Mercado, cultura, liberalismo y censura”

  2. cheverito enserio

    By lo que sea on Jan 26, 2010

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