Invasiones Bárbaras

¿Academia 2.0?

En los últimos años, se ha difundido la manía casi compulsiva de volver todo “2.0”. Empezando con la web, siguieron los negocios, las empresas, la educación, la política, la cultura, en fin, a todo se le empezó a adherir el numerito como etiqueta para reunir las transformaciones que diversos ámbitos de cosas estaban experimentando, a partir de la más reciente explosión en tecnologías digitales.

Esta explosión, en resumen, está centrada en el usuario. Donde lo “1.0” considera el usuario como un mero consumidor de inputs, un espectador, lo “2.0” lo entiende como un participante, justamente como un usuario, cuyo feedback determina y constituye las cosas. Lo “2.0” se construye a partir de un modelo mediático que rompe con la unilateralidad: donde el modelo broadcast tiene unos pocos emisores para una masa indistinguible de receptores, el modelo focalizado de los medios digitales permiten que cualquiera se vuelva un emisor para grupos variados concentrados en torno a intereses focalizados. En otras palabras: la tecnología hace trivial que cualquiera pueda crear un blog sobre cualquier tema y empiece a publicar sus opiniones para una comunidad de gente que comparta el interés.

El complicado mundo académico (entre otros) se enfrenta a esto con reticencia. El modelo académico de conocimiento implica una acumulación prolongada para desarrollar experiencia y especialización, la cual legitima a una persona a ser participante y expresar opinión. No cualquiera puede cantar. Llegado el modelo 2.0, esto implosiona en múltiples maneras. En primer lugar, porque es imposible de controlar. En segundo lugar, porque incluso quienes ingresan en este mundo y a sus reglas, están cada vez más formados en un mundo de participación abierta y discusión libre, anárquica realmente, y operan bajo su lógica.

Los espacios que se forman son aún bastante difusos. Entre el mundo académico y la opinión pública se forman puentes, o se pueden formar puentes, pero eso implica una doble apertura que aún no se da del todo, tanto de uno como de otro lado. También Invasiones Bárbaras quiere posicionarse en ese segmento aún poco explotado, poco definido, entre la teoría y el pop, entre el concepto y el producto, como quien arrastra todo aquello que la academia puede tener que decir, a la fuerza, al escrutinio y el conocimiento público. Definitivamente así no se resuelven los problemas y las contradicciones, pero de las que van surgiendo se delinean posibles soluciones.

El asunto parte por plantear definiciones, por ahora, menos rigurosas. Sobre si es posible generar conocimiento fuera de la academia, sobre qué forma o legitimidad toma, sobre cómo se genera y cómo se reintegra al corpus de conocimiento que venimos construyendo como humanidad. Hasta ahora, tratamos un poco de que IB sea este pequeño laboratorio 2.0 donde el conocimiento fluye, colisiona, crece, colapsa, viene a nacer y morir. Aún no nos quedan claras nuestras motivaciones comunes, si es que las hay. Pero en nuestros temas se manifiestan preocupaciones por llegar a públicos más amplios, por hacer del arte una experiencia más integradora, por acercar la filosofía a los problemas cotidianos, por empaquetar el conocimiento en productos y tratar de que no haya pérdida de significado.

No sabemos bien lo que hacemos, es cierto, pero nos divertimos haciéndolo.