Invasiones Bárbaras

Cementerios del Arte (continuación)

Se me ha abierto una posibilidad de curar una muestra en una galería. En principio, bien podría colgar los cuadros y mi texto…

El texto en la exposición resulta una de las herramientas más importantes para el curador, interesado en llegar al público y mostrarles al artista que “él vio”. No deja de ser un vistazo parcializado. No deja de presentarse como “opinión elevada” que sesga la mirada del público que lo lee. Y es que el curador es el artífice y primer crítico de la muestra. La práctica actual del público parece desentenderse de este texto o bien aferrarse a él para echar sus comentarios. Como con la crítica, este problema merece un artículo independiente.

Armar una exposición que cuente con textos guías de tendencias marcadas y opuestas, a diferencia del tradicional estilo curatorial, a partir de los cuales se incentivará el acercamiento al artista parece ser la solución.

Aunque la participación de múltiples curadores en una misma exposición no es nada nuevo, este caso se plantea a sí mismo como una novedad, en tanto los textos, producto del trabajo curatorial individual con el artista, muestran más versiones válidas de la obra que se muestra. De esta manera se propone, ante todo, que la verdad en la investigación humanística del arte no es una.

Con este nuevo tipo de curaduría se busca llegar de una manera más profunda e interdisciplinaria a la comprensión de la obra del artista, arrancando de la idea de que cualquier postura es, finalmente, válida.

Mi idea de las galerías necrópolis va cambiando. Quizás el problema no está en la galería y en su naturaleza espacial estática. Se trata, en todo caso, de un enfoque de la muestra que debe evolucionar.

Terminará…