El tabú del Estado Laico en América Latina

August 6, 2007 – 11:34 pm

La condición de Estado Laico y de una cultura secular que se desarrolle en un país influencia significativamente la relación que se establece entre sociedad y democracia, pues afecta todos los aspectos de nuestra actividad política, siendo tal vez el más relevante su efecto e impacto en la defensa de los derechos humanos. Son pocos los países en la región que se autodenominan como Estados laicos, es decir sin que la influencia de ninguna religión sea determinante y condicional en temas de educación, lucha contra la pobreza, economía, pero sobretodo salud (fundamentalmente en lo que a políticas de salud reproductiva se refiera).

Pero promover la existencia de un Estado Laico (no anticatólico, ni anticristiano particularmente) no es un tema de prioridad en la agenda publica; es decir, básicamente a nadie le interesa demasiado. Son sólo algunos grupos pro-defensa de los derechos humanos quienes hasta hoy han librado una cruzada un tanto infructuosa en lo que a resultados se refiere.

Un ejemplo relevante de cómo se evidencia la influencia religiosa en el Estado se da en el espacio de políticas de salud reproductiva, con la legalización del aborto. Tenemos de un lado el caso de Nicaragua, donde lo legal es la penalización en todo nivel; es decir, no está permitido realizarlo ni para salvar la vida de la madre. Pero también están países como Brasil y México, que en distintos niveles, han generado políticas que legalizan el aborto con experiencias exitosas, reduciendo el índice de mortandad materna y los gastos públicos en sector salud por la atención a mujeres sometidas a una mala praxis.

Este tema si bien es bastante polémico en el aspecto moral y ético es tratado por los Estados que lo han legalizado como una realidad que no puede ser ignorada pues al penalizarlo se coloca a las mujeres en una situación de inseguridad dentro de un circuito de criminalidad para recurrir al servicio. Además, la condición de clandestinidad en las que se someten a este procedimiento expone a las mujeres a situaciones de grave peligro, en especial a las mujeres pobres, las de zonas rurales, y las jóvenes por razones económicas.

De modo que si bien en este caso la influencia no es sólo a título religioso, pues también están los sectores conservadores, uno y otro generalmente están fuertemente vinculados. Se hace más que evidente la diferencia en la gestión de políticas de salud en regiones donde el poder político de la Iglesia (propiamente Católica y dejando de lado el Islam) es mucho menor en contraste a la mayoría de países de América Latina, en donde no deberíamos perder de vista que la religión no debe ser un criterio para gobernar: pues no se deben generar normas que regirán a una mayoría en función a un criterio absolutamente subjetivo y personal, es decir particular, que no hará mas que restringir la libertad personal del individuo.

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